15.12.08
Con la música a otra parte
14.12.08
... Y casi estamos en Navidad.
Yo no sé si el año que viene va a ser mejor, pero sé que quiero celebrar estos días con la gente a quien quiero. Quiero agradecerles a todos los que han estado conmigo que hayan estado ahí, aguantando el tirón conmigo. Ojalá un día puedo expresar lo mucho que os lo agradezco. Y es un buen momento también para despedirme de los que ya no están, por los motivos que sea. He pasado buenos ratos a vuestro lado, fue bonito mientras duró y ahora, cada uno con lo suyo. Qué bonito es dejar ir.
Estoy contenta de lo que me queda a estas alturas. Supongo que soy más vieja y más sabia, tal vez un poco más fuerte, seguro que algo más dura. Y con este equipaje empezaré después de fiestas un año más.
Sí, voy a celebrarla, a lo grande y con un par. Y para mí va a ser una feliz Navidad. Porque me sale de las narices, y porque puedo hacer que sea fácil y bonito. Y espero que vosotros también tengáis unas felices fiestas, y que hagáis de vuestra Navidad exactamente lo que queréis que vuestra Navidad sea.
10.12.08
Viejas Buenas Nuevas
Resulta que hoy hace cinco meses que estoy legalmente divorciada.
Está bien enterarse de esto yendo directamente al juzgado, de planta en planta con mi DNI preguntando por un proceso abierto, y que te miren raro cuando te cuentan que la sentencia lleva meses archivada y que tu abogado o procurador (o ex-marido, con quien se supone que tienes una relación cuanto menos correcta, vaya) debían habertelo comunicado tiempo ha. Alguien tiene mi sentencia de divorcio en un cajón; alguien que ha cobrado lo que para mí es bastante dinero, y que ha hecho un trabajo bastante poco profesional. Tal vez lo sean, porque no quiero pensar que haya mala fe en esto... Que no, que no quiero pensarlo, he dicho.
Pero vamos, eso es, ni más ni menos, una cosa menos de la que preocuparme.
Espero llegar a 2009 bastante más ligera.
4.12.08
Básicamente pajas
Otra cosa muy distinta es que resulte fácil. Para mí no lo está siendo. Pero a ratos me resulta complicado conciliar cómo estoy llevando las cosas con cómo creo que debería estar llevándolas. Aunque la verdad es que tampoco tengo demasiada idea. Soy nueva en esto de no deprimirme.
Lo que peor llevo es la ansiedad. No creo que lo parezca la mayor parte del tiempo, pero soy un manojo de nervios, y me estreso, y lo paso fatal. Y con todo esto vienen las épocas de dormir poco y mal y tener el estómago como si hubiesen pasado su contenido por una batidora, mezclándolo con vinagre y ajo. Y luego te pones a pensar y racionalizas, y yo tengo muy claro a qué se debe todo esto. Pajas, básicamente son pajas. De las mentales, ya sabéis. Darle vueltas a las cosas hasta que cobran más importancia que la que tienen o se agarran con sus zarpas a la barriga.
Hoy he ido al médico de cabecera para contarle que desde la gripe de estómago que pasé hace más de un mes no he vuelto a estar bien, y casi me da un ataque de nervios en la consulta. Porque la conversación ha derivado a las causas de mi ansiedad; la muerte de mi madre, cómo está mi familia (de salud y de ánimo), de la proximidad de las fiestas y estas cosas, y ha terminado por mandarme a casa con una caja de calmantes, un justificante para el trabajo e instrucciones muy concretas sobre descanso. No creo que vaya a poder ser, pero reconozco la utilidad del consejo.
Eso sí; esta noche voy a dormir como un ceporro, aunque sea tirando de química. Y me da lo mismo si acabo pareciéndome a este gatito. Ande yo caliente...
1.12.08
Relaciones
Sucede que tener (más o menos) garantizado el alimento y el cobijo, y unos horarios de trabajo medianamente razonables nos ha dejado mucho tiempo libre, y tendimos a reflexionar. Las relaciones interpersonales son un gran tema al que darle vueltas, y la gente las analiza, les da la vuelta como a un calcetín, las cambia o las destripa. A veces de manera muy ingeniosa, todo hay que decirlo.
Hoy en día hay gente muy liberada sexualmente y la natalidad se controla prácticamente a voluntad en la mayor parte de países desarrollados. Hay mucha gente a quien le pueden sobrar los motivos para darse un gustito al cuerpo.
Total; la mayor parte de las pajas mentales que nos hacemos sobre el amor carecen de sentido. Sí, vale, mola tener a alguien con quien compartir el alquiler/hipoteca y otros gastos, está bien saber que vas a poder dormir arrebujadita a un cuerpo caliente y acogedor, y que alguien, por defecto, va a escucharte y a tenderte una mano casi siempre. Hemos llegado a ese extremo; nos hemos librado de la tiranía de la necesidad del amor romántico.
Y a pesar de eso vamos a aceptar que yo arrastro un buen poso cultural, pero tampoco soy absolutamente idiota. No me considero liberal, aunque tampoco soy estrecha de miras. Soy capaz de entender que puedo ser una entre un millón, y tener una relación como una entre un millón.
Entonces... ¿Alguien puede contarme por qué me siento un ser superespecial, tengo maripositas en la barriga y me quedo sonriendo en babia como una puñetera quinceañera?. Yo creo que todo es por su culpa.
23.11.08
18.11.08
¿Y si mi pecado fuese el orgullo?
Orgullo. No admite excusas ni moratorias. Y es un mal pecado para alguien con mucho por arreglar.
13.11.08
Gatete sabe.
Y no es que lo diga yo, coñas, es que es evidente, se le ve en la cara. Gatete sabe. Hay que ser uno con gatete.
¿Que la zorra de tu jefa está poniéndote a prueba sabiendo que para llegar a algún sitio tendrás que saltar por encima de su jefe... que está de su lado? Fíjate en gatete. No le hables de límites; siempre encontrará el momento en el que no miras para subirse a la mesa y comerse tu jamón. Hay que ser uno con gatete.
¿Que la gente cree que de buena eres idiota y que es legítimo tomarte por el pito del sereno porque no te gusta cabrearte? Fíjate en gatete. Si le tocas mucho los cojones (o lo que representa que le puedas tocar cuando carezca de ellos) gruñirá, bufará y, si sigues insistiendo, te pegará zarpazos y mordiscos. Nada peor que un gato acorralado. Hay que ser uno con gatete.
A gatete puede joderle cualquier situación; otro gatete abusica, encontrarse solo en casa o que le tengas prohibido algo que le pirra. Puede joderle tener el bol vacío o que no le hagas casito. Pero gatete siempre sabe girarse dignamente levantando mucho la cola y encontrar un rincón donde adoptar pose de perfecta figurita de porcelana, convertirse en una ensaimadita caliente de pelo o pegarse una ducha de lametones. Se reconforta. Espera. Sabe que sea lo que sea cambiará y estará más a gustito en breve.
Hay que aprender a tener paciencia. Hay que ser uno con gatete.
[EDIT: Al César lo que es del César; lo de ser uno con gatete es cosa de Imperator]
10.11.08
5.11.08
Molo un 280%
En mi trabajo cada año toca hacer valoraciones y, creo que ya lo he mencionado, este año mi valoración como empleada la va a hacer Igor. Ello, al principio y por muy buenos motivos, me hacía menos que poca gracia, porque si ya toca las narices pensar que ese infraser va a poder opinar sobre cómo lo estás haciendo, la simple idea de cumplir con el maravilloso procedimiento corporativo (que implica reunirme con ella y discutirlo) me daba muchísimo por culo.
No nos engañemos; Igor tiene un poder real. De la valoración que haga de mí puede depender, en buena medida, mis espectativas para el año que viene y cobrar más o menos (o no cobrar) variable este año. Quienes hayan hablado conmigo ultimamente ya sabrán que este año, por los motivos más variopintos, ha supuesto un gran desequilibrio económico del que no me voy a reponer ahora ni en un futuro próximo. C'est la vie. Pero cobrar la variable depende de tres factores; el cumplimiento de mis objetivos, mi valoración y los resultados de mi unidad de trabajo.
Total; esta semana tenemos que reunirnos. Eso debía haber sucedido el lunes. El plan era que yo me quedara en la oficina a la que estaba asignada (que no era la suya) hasta que llegase otra compañera, y entonces avisar cuando pudiese salir e ir hacia allá. El lunes, como podrá imaginar quien me conozca, cumplí como una chica formal y, cuando hube terminado con mi trabajo en la oficina y todos los compañeros estaban ya listos, con una gran bola en el estómago, levanté el teléfono y marqué su extensión. A pesar de que aparecía como conectada y en línea (maravillas de la telefonía IP) la llamada terminó saltando a una de las compañeras de la oficina, a la que pregunté por la jefa. La chica (con menos personalidad de un dado de seis caras, más blanda que los zopilindrones, con un problema casi constante de relajación de músculos faciales -cosa que le impide mantener la boca cerrada de forma habitual- pero buena persona) me comentó que ella había salido "a hacer unas gestiones" y le pedí que le dijera, cuando volviese, que me llamase para quedar.
Si hubiese fumado me habría ido a castigarme con mi cigarro después de ese mal trago, pero el caso es que un momento de verdad me saltó a la yugular sin necesidad de droga alguna. Fue como soplar el polvo de la inscripción de una lápida; algo que siempre había estado allí pero que aún no había visto. Oye, ¿y si resulta que a ella le hace tan poca gracia como a mí? ¿Y si resulta que ella también me tiene miedo? ¿Y si resulta que ella (que aún no es mayor pero que ya tiene una edad, una hipoteca y bastantes muertos en el armario) tiene mucho más que perder que yo? ¿Y si es consciente de lo mal que queda que ella vaya señalando a un montón de gente (lo mal que lo hacen, lo poco implicados que están, lo mal que trabajan) pero que haya un montón de gente más dispuesta a señalarla a ella?. Hacedme el favor de recrearos un poco con la idea. Es golosa, casi roza la obscenidad. Coloca mis tacones de aguja en su cuello y hace aflorar una pérfida sonrisa en mi boca. Y así, con la sensación de tener la sartén por el mango, reevalué mi situación.
Resulta que cuento con las valoraciones de mis anteriores jefes, que sitúan mi trabajo (mirado rigurosamente) en un notable, cuando se entiende que cualquier empleado que haga exactamente lo que se supone que tiene que hacer está en un muy honroso suficiente. Resulta que cuento con los resultados de los años anteriores, en los que he cumplido mis objetivos personales y las unidades en las que he trabajado han cumplido con los suyos. Eran años de bonanza, efectivamente, y eso podría resultar explicación más que suficiente. Pero es que resulta que este año, que ha sido particularmente duro desde el punto de vista del mercado, con cambios a nivel laboral y, además, devastador a nivel personal, con las cifras consolidadas de septiembre estoy en un 280% de cumplimiento de mis objetivos personales. No es moco de pavo.
Ayer, cuando llegué a casa, le conté a Imperator otras movidas del trabajo que afectan a gente a quien tengo verdadero aprecio. Casos de acoso laboral, casos de gente con miedo, casos de mala gestión de personal, EREs encubiertos, etcétera. Todo ello está haciendo que me plantee seriamente la conveniencia de planear desarrollar una verdadera carrera laboral aquí. Creo que puedo demostrar que cumplo sobradamente con lo que se espera de mí, que tengo ganas de aprender y de hacer las cosas bien, porque creo en las cosas bien hechas. Y sin embargo tengo que aguantar que un cargo intermedio mediocre intente hacerme aguadillas, y que probablemente se salga con la suya. No, gracias.
Hoy voy a despachar con Igor. Veremos. Si la valoración que hace es mala pero se porta bien seguramente le explicaré por qué debería modificarla. Si me toca los bemoles lo suficiente lo más probable es que le deje que la envíe tal cual. Y a ver qué resulta de eso.
31.10.08
Anecdotario: De baja.
Esta semana pasada he estado de baja. Nada grave, en realidad; una gripe intestinal de esas que te convierte en un tubo, el contenido de tu aparato digestivo se ve convertido en batido y aloja aliens en tu abdomen, aliens que no dejan de chillar como locos cuando mejor les parece. Debo reconocer que no ha sido para tanto, porque casi no me ha subido la fiebre y, de hecho, lo único que sucedía era que de vez en cuando tenía que salir corriendo al baño con unos buenos retortijones, pero supongo que eso se me sumó con un bajón otoñal y una temporada más chunga de nervios (vaya usté a saber por qué, si mi vida es una balsa de aceite), y no me sentía yo como para ir a trabajar. Vamos; que me fui al médico y pedí la baja.
Hoy he vuelto a la oficina (sí, ya me han insultado mucho por haber vuelto a currar en viernes) y al ir a poner los papeles del médico en valija para que llegaran a la central me he dado cuenta de que el justificante estaba hecho a nombre de una empresa en la que entré a trabajar hace ya diez añitos. Resulta que los datos del ambulatorio no van ligados de ninguna manera a los de la seguridad social, y por lo tanto los datos de cotización están seguros, lejos de los médicos, administrativos y demás trabajadores de la sanidad pública. Diez años, oiga. ¿Y saben ustedes a qué se debe, ese hecho?. Pues a que, señoras y señores, hasta hace aproximadamente una semana hacía algo así como ocho años que no me cogía una baja. La última fué cuando me pegué la leche con la moto (dos operaciones, casi dos meses de ingreso hospitalario, otro tanto de inmobilización y más de seis de recuperación diaria). Desde entonces he podido faltar algún día al trabajo, sueltos y por causa de fuerza mayor, pero para eso solo hace falta un justificante. Pero lo que es una baja, baja... La intemerata. Tal vez sea cierto que a veces soy demasiado burra.
30.10.08
Cruzados
27.10.08
Carta a mi mutua (Cambio de plan)
---------- Forwarded message ----------
From: Me
Date: 2008/10/27
Subject: Cambio de plan
To: servicio.cliente@****.com
Buenos días,
Me llamo Victoria ***** (mi DNI es ******98T) y soy cliente de ustedes desde hace más de 10 años. Hoy he recibido una carta en la que se me notificaba que se me iba a cambiar de plan, de la clara mejora que eso suponía y de las nuevas coberturas y tarifas. Ojeando con detenimiento la carta he podido comprobar que eso suponía, en realidad, que si efectivamente se produce este cambio de plan voy a pasar a tener menos coberuras (no me interesa el reembolso de gastos para médicos de fuera del cuadro, y no tengo pensado gastar esas ingentes cantidades en esta reencarnación) y que, para compensar ese decremento, la prima mensual que se me pretende cobrar es de aproximadamente el doble de la que vengo pagando, que para el uso que hago de sus servicios me parecía ya casi excesiva.
Ruego me confirmen si he entendido correctamente los términos de la notificación que he recibido y si se puede llevar a cabo ese cambio de plan sin que yo haya firmado ningún documento de autorización a esa modificación (que entiendo que es sustancial) del contrato que SÍ tenía firmado con ustedes, así como de los plazos para solicitar la baja de sus servicios. En tal caso, y si no me presentan ninguna otra alternativa, pasaré a evaluar si darme de baja completamente de sus pólizas (de las que hasta el momento he dado inmejorables reseñas y referencias) o armar antes la marimorena.
Les saluda atentamente,
Victoria **** ****.
24.10.08
Una de cal, una de arena y patada en los cojones.
Una de cal.
Hay veces en las que toca darse la razón, aunque sea para lamentarse, y aunque las medallas toque clavárselas en la piel, como es el caso. Si miráis un poco más abajo recordaréis la operación de Imperator, con todo su efecto sorpresa, su ingreso en el hospital y su deconstrucción de cualquier atisbo de planificación presente (por ese momento) y futuro (por los días de vacaciones que moví) que pudiese haber.
Pues un compañero me ha comentado hoy que mi directora favorita, la déspota que se divierte amargando la vida al personal, se dedicó a llamar a todos los jefes y directores con los que tiene confianza (o algo) para contar que se me había ocurrido coger dos días de vacaciones estando en su oficina... ¡Y a final de mes! ¡Y el primer jueves que se trabajaba por la tarde!. Que menuda irresponsabilidad y que qué falta de compromiso, que no había visto cosa semejante en la vida.
Da lo mismo que tengas a tu pareja ingresada en el hospital y que esos días de vacaciones te correspondan. Da lo mismo que, en realidad, ella no tenga que autorizar nada de nada porque no formas parte de la plantilla de su oficina. Hace juicios y reparte prejuicios. Y va a ser la encargada de hacer mi valoración este año. Es de esas cosas que me chirrían sobremanera.
Y a pesar de eso hay pequeñas victorias al respecto. La primera es que parece que finalmente han decidido que las necesidades de soporte en esa oficina van a repartirse entre todos los compañeros del equipo o a no cubrirse, pro que al menos no me las voy a comer sola más. Y que no voy a pasar por esa oficina en una temporada. La segunda es que eso ha tardado un poco, pero al final me ha llegado a mí, y por dos vías distintas.
Lo dicho, en el fondo son medallas, pero toca clavárselas en carne viva.
Una de arena.
El miércoles un hombre se me declaró en el metro. Un señor trajeado, con pinta de árabe, me paró al pie de la escalera mecánica de la parada de al lado de mi casa y me contó que él, normalmente, se habría bajado dos paradas antes, pero que ese día no había sido capaz. Que si podíamos tomar un café juntos e intantábamos averigüar por qué. Al menos le echó gracia. Le dije que no podía porque me esperaba mi chico para comer, y muy educadamente, me pidió el número de teléfono y me ofreció el suyo por si alguna vez me lo pensaba.
... y patada en los cojones.
Da lo mismo cuánto intentes hacer algo. Si al final no lo has hecho, o no lo has hecho todo, o no lo has hecho tan bien como deberías, el resultado que consta a todos los efectos es que no lo has conseguido. Y cualquier explicación es una excusa, y al final una falta de interés en conseguir tu objetivo. Pretextos de todo a cien. Parole. Viento vibrando, nos guste o no.
Tomad nota, criaturas.
21.10.08
Despistada
No sé si alguna vez os habéis sentido terriblemente despistados, como si a vuestro alrededor sucediesen un montón de cosas que pudieran explicar lo bizarro que se ha vuelto todo y que nunca llegas a ver, porque siempre giras la cabeza décimas de segundo tarde y te pierdes ese gesto clave, esa mirada reveladora, ese intercambio de maletines. Como te hubieses vuelto daltónico de la realidad, o faltase la pieza de en medio del puzzle, o como si solo recordaras unos pocos acordes de una canción que no pudieses sacar de tu cabeza. Como si quisieras entender el argumento de una pelí iraní en V.O., con subtítulos en arameo. Y lo que más temes es meter la pata por no saber algo que se supone que deberías saber, algo que deberías haber entendido hace tiempo, pero que está en realidad en las antípodas de todo lo que baila por tu cabeza, calentándose al sol del caribe, con una piña colada en la mano, riéndose de tí y tu desconcierto.
Hace tiempo comenté que a mi vida le falta una voz en Off. Me reafirmo en la petición de que sea la de Constantino Romero. No sé qué daría yo porque esa voz, en este momento, me susurrara al oído los próximos dos párrafos de esta novela negra, verde, rosa y amarilla. Por hacerme una composición de lugar, más que nada.
Esta es mi vida tal día como hoy cuando aún no son las 11 de la mañana.
19.10.08
Casos y cosas.
Llevo una temporada un poco rara. Me felicito y me regaño a ratos, y al final todo termina siendo muy desconcertante. Es como tener un coro de yos en la cabeza. Algunos me regañan por el montón de cosas que debería haber hecho (pasar la escoba, transplantar el limonero, el rosal y el jazmín, ir al gimnasio, aplicarme con la lectura), mientras otros me felicitan por las cosas que he hecho aunque me supusieran un auténtico esfuerzo (mantener un orden, ir cada día a la oficina maldita, planificar las comidas, levantarme sin rechistar... casi siempre), y otro coro de voces opina que bueno, que no se puede hacer todo al mismo tiempo y que dentro de todo lo llevo bien, mientras otros ponen el grito en el cielo diciendo que ya está bien de darse cancha, que todos sabemos que puedo hacerlo mejor.
Es agotador ir oyéndoles todo el día, todos los días, a todas horas. Y entre eso y la temporada de cambio de tiempo ha vuelto la migraña. No la echaba de menos, y lo que es por mí podía haberse ido para siempre, pero va a ser que me ha tomado cariño y no piensa desaparecer. Es como estar escuchando ruido blanco a toda leche. Lo convierte todo en brea. Maldita.
Y a todas estas ha vuelto el otoño. Esta mañana, bajando hacia Sagrada Família, he cerrado un momento los ojos y he olido el aire. Estaba saturado de perfume de flores tardías y de humedad. Aún no hace frío, pero ya tengo ganas de asar castañas y boniatos y taparme con una manta en el sofá, con algún gato en el regazo y en buena compañía.
Parece mentira que estemos casi en noviembre. Yo aún no he dejado atrás del todo el verano.
3.10.08
Imperator ya está en casa
Con esta entrada doy por finalizados los partes médicos del caballero, que para eso es mayorcito y tiene conexión a interné.
Muchas gracias a todos los que os habéis acercado, interesado, llamado, preguntado o dejado algo de tiempo... Y eso, ahora, lo digo por mí, no por el convalesciente. Me habéis sido de gran ayuda y apoyo. Valéis todos un potosí.
30.9.08
Calma chicha (Sobre la salud de Imperator III)
El médico ha confirmado esta mañana que probablemente le den el alta el sábado. Hombre; supongo que si hubiera alguna complicación la cosa podría alargarse algo más, pero el caso es que es previsible que vuelva a casa el fin de semana.
El caso es que el aburrimiento es muy malo, el cansancio que provoca la fiebre es muy malo y el ambiente general de los hospitales, por muy maja que sea la gente que trabaja ahí, es horrible. Terminas por sentirte de mala leche, agobiado, y por desear que pasen rápido las horas que no estás durmiendo. Espero que se le haga llevadera la estancia y que todo esto no termine por agriarle el carácter.
29.9.08
Nuevas, que no siempre buenas (Era: Sobre la salud de Imperator II)
Los médicos han comentado esta mañana que podía deberse a la propia intervención (el cuerpo de uno se pone algo raro cuando lo rajan, remueven, cortan, cosen y cierran) o por una ligera infección. Como en el hospital no debían ir muy justos de camas han decidido que es mejor que Imperator se quede a hacerles compañía en observación, con antibiótico indovenoso, hasta finales de semana.
Eso, como todo, tiene un lado positivo y otro negativo.
El positivo es que en ningún sitio estará más controlado por manos y mentes expertas que en el hospital. El equipo médico que le atiende y las enfermeras de planta han resultado ser de lo más diligentes y francamente encantadores, y tiene una habitación doble, grandota, con mucha luz y una cama con millones de botoncitos para él solo. Una vez conectado el portátil, asegurado el suministro de libros, con ropita limpia para después de una buena ducha y con alimentos sólidos (bueno; semi-sólidos), una semana de vida contemplativa en una joya del modernismo catalán y patrimonio de la humanidad según la Unesco no parece tan mal plan.
El negativo, principalmente, es que en casa no se está como en ningún sitio. Y que encontrarse pachuchillo (que no mal, porque lo único que nota es que le chinchan las heriditas) no es del gusto de nadie, y que encontrándose bien lo de estar una semana más bien solo y sin Wi-Fi (so, no hay WoW) puede llegar a ser muy aburrido. Y que le echo de menos. Hoy he decidido empezar a tomarme esta semana con algo más de filosofía, pero hasta anoche he estado francamente angustiada (por una apendicitis, casi hasta da vergüenza reconocerlo) y eso no nos ha hecho ningún bien a ninguno de los dos. A mí la que menos. Pero eso ya ha cambiado.
No creo que vayan a producirse muchos cambios en su estado, pero si hay algo destacable ya os tendré al corriente.
Y creo que los túneles del hospital van a merecer un post con vídeo incluído. Rodado de noche. Y tal vez corriendo....
28.9.08
Sobre la salud de Imperator
Eso sí; va a tener que suspender los viajes que tenía programados para la semana que viene.
Pero poder ver cómo le vuelve el color a la cara, y empieza a amenazar a la gente que cuenta chistes malos y planea pasarse la convalescencia jugando a WoW no tiene precio.
Total; un mensaje de tranquilidad. Y muchas gracias a todos ;)
26.9.08
Como un solo de guitarra.
Hay días como fruta de verano, que pasan ligeritos y frescos, y al cabo de poco vuelven a dejarte con el estómago vacío y ganas de más, con la boca llena de néctar dulce.
Hay días como duchas escocesas, de esas frías y a presión, que duelen en el momento y que desearías que terminasen rápido, pero te das cuenta de que ablandan tus músculos y te hacen más ágil y más fuerte, preparándote para lo que pueda venir a continuación.
Hay días como divas del drama; inmensas cantantes de ópera o preciosas y siliconadas protagonistas de culebrones, víctimas de situaciones que las superan, pero que siempre consiguen salvar. Todo muy emo, con carita de susto permanente, los ojos demasiado abiertos y con lágrimas asomando contínuamente por el rabillo, brillando estratégicamente a contraluz.
Hay días que son como viajes por tu ciudad favorita; llenos de rincones que ya conoces y en los que puedes refugiarte, tal vez palomas en tu plaza favorita, con fuentes y cafés en el paseo, las tiendas abiertas, callejuelas oscuras y grandes avenidas y parques, todos tus amigos, infinidad de desconocidos y millones de posibilidades por descubrir en cada esquina.
Hoy mi día me recuerda a un solo de guitarra. Algo entre rock y blues, con el innegable aroma del lamento por los errores y la falta de acierto y la fuerza y la vibración de un buen punteado. Un trasfondo de melodía que transmite que somos humanos y que podemos disfrutar de todo cuanto ello comporta, y ser al mismo tiempo ser héroes, con grandes hazañas épicas en la vida cotidiana, aunque a veces pasen desapercibidas. Suena dulce, melancólico y potente al mismo tiempo. También suena algo cansado, casi a rendición, como si le dolieran los riñones y los callos, o medio en sordina, como quien se despierta aún atolondrado, aunque sin resaca, después de una cogorza memorable. Y como buen solo de guitarra parece previsible, pero siempre puede dar un giro y sorprenderte en cualquier momento.
Será que me he levantado despeinada, hoy.
[EDIT @21:33]. Finalmente va a ser blues. Imperator está malito. Le he dejado en observación con dolor de barriga (una entrañable costumbre que tiene adquirida) donde, probablemente decidirán abrirle para quitárle el apéndice y descartar, al menos, que sea eso lo que hace su vida imposible. Está bien, cuidado y vigilado. Pero esta noche va a dormir en urgencias, y mañana nos dirán algo.
Y llueve.
Pero dejemos pintar mi día al maestro.
[EDIT @22.01]. Ya es definitivo; Imperator será, mañana a mediodía, un hombre sin apéndice.
20.9.08
Crónica: El día después.
Vivimos uno o dos momentos de tensión en los que hubo bufidos (pocos) y demostración de levantamiento de patas (que no ataques). De hecho, llegamos a filmar el momento de máxima tensión (a quien esté interesado puedo pasarle el video) pero al cabo de una hora los tres lucían tal que así.
Qué gatos más chungos, cuánta tensión se respiraba, qué mal trago, oyes. Imperator está completamente decepcionado por no haber encontrado la batalla campal que esperaba, Barbián ha decidido que le gusta la Chaise Long y el huequito de al lado de la tele y Giggly y Mapaxito andan como si aquí no pasara nada, cada uno a su bola.
Ayer por la noche cenamos japo para celebrar la feliz coyuntura... Y para despedir a Yoyi, que mañana se va para ir a aprender a restaurar mosaicos a Mérida. La echaremos de menos; ha sido una compañera de piso excepcional.
... Y en cuanto nos quedemos solos ya nos superaran en número. Cielo, creo que hemos firmado nuestra sentencia.
19.9.08
Aplicaciones poco convencionales de productos de cada día. Hoy; el Aeronfix.
Señoras y señores; ¿Hay algún gato en su casa que se dedique a dar por culo por las noches rascando incesantemente la puerta de su dormitorio? ¿Tal vez no desea que el minimo se suba a alguna superficie en concreto? Recurra usted a un gran invento con utilidades insospechadas; el aeronfix.
Sí; el aeronfix. Esa fina lámina transparente con uno de los lados adhesivos, apto para proteger libros, carpetas y menuses de bares a 8,50€. ¡Forre y disfrute de una nueva libertad
plastificada!. Aplique el plástico con la parte pegajosa hacia fuera, fíjelo con celo y deje que el minino descubra esa nueva sensación en sus patitas. En lenguaje gatuno, pegajoso = asqueroso. Es decir; los gatos pueden invertir gran parte del día lamiendose el ano, pero… ¿Qué es eso de pringarse las patitas? ¿Voy a tocar esa superficie pringosa pudiendo evitarlo? Nah, ni loco.
Y la mejor parte es cuando aplicas la teoría y funciona, y gatito deja de rascar la puerta, y tú duermes toda la noche como un/a bendito/a. El bricolaje es un gran invento, sí señor. Ahora es importante no perder de vista las proporciones (que resulta absurdamente fácil) y no acabar plastificando la casa entera.
15.9.08
La gotita
Uno de los síntomas que más odio del otoño es la gotita. Tiene entidad propia y es inevitable. Cada año, cuando empieza a refrescar, el primer día en el que te quedas cinco minutos más de la cuenta en la calle o, por lo que sea, olvidas la chaquetilla al salir a tomar el café acude a tí la gotita, deslizándose traidora por tu nariz, amenazando con darte ese aspecto inquieto, asalvajado, animalesco, enfermizo. Se acerca el otoño, las hojas doradas y rojizas tapizando bosques y ciudades, los atardeceres encendidos y los madrugones legañosos y grises, los jerseicillos o jerséis, sin paliativos, y los zapatos cerrados (¡Adiós, deditos de los pies, hasta la primavera que viene!), los labios resecos y cortados y, por descontado, la gotita; el paso previo al primer catarro de la temporada.
Pero no, en realidad, aún no hace frío. Solo que no vendría mal pensar en echarle algo por encima a la cama para taparte por la noche, y, sin saber exactamente por qué, te das cuenta de que has preparado caldito, de esos que piden arrebujarse en el sofá y yema de huevo y un poquito de queso. Y tal vez algo de vino tinto. Qué cosas nos trae el setiembre.
Estamos haciendo progresos gatunos. Me estoy dando cuenta de que el peor enemigo que tendrán los gatos en su proceso de adaptación será la impaciencia de sus dueños. Barbián lleva en casa desde el viernes por la tarde (llegó con un señor colocón, el pobre, y con todo el estrés que supone para un gato que le muden...) y ha empezado a adaptarse muy bien. El primer día ya casi no bufaba, comía y bebía con total normalidad, y estaba mimosón y un poco asustadito. Como (su dueño) estaba impaciente por ver cómo reaccionaba con sus nuevos primitos le abrimos la puerta del cuarto, dejando como única separación entre él y el salón (y, por lo tanto los otros gatitos) una puerta de reja. Creo que ha sido de lo mejor que podíamos haber hecho aunque sea acelerar las cosas un poquito, porque aunque debemos enfrentarnos cada tanto a una sinfonía de bufidos y gruñidos, tanto los gatos como nosotros estamos mucho más tranquilos viéndonos las caras. Creo que lo estamos haciendo muy bien. Tres puntos, colega.
Imperator y yo estamos viendo devorando The Big Bang Theory, grandísima serie que retrata muchos de los tópicos (enternecedores por lo realistas y próximos) de la vida de muchos de nosotros. Dejando de lado los diálogos sobre física tengo a ratos la sensación de que podrían haber sacado la mayor parte del guión de conversaciones que he mantenido en la última semana. No sé; sentirse identificada con un grupo de geekies/teckies/neerds tiene algo raro, porque no me veo en ese arquetipo. Aunque lo cierto es que no me preocupa en absoluto. Me chirriaría más verme en otras series. Por cierto; la compañera de laboratorio del chico de las gafas (oh, debería poder acordarme de su nombre...) es la actriz que hacía de hija de Roseann, ¿verdad?. Ya decía yo que me sonaba de algo.
Sigo en la oficina maldita pero la verdad es que no está siendo tan terrible. Alguien (y ahora estoy hablando por otro, no por mí) está tomando toda su medicación o follando con regularidad, y como consecuencia puedo venir a trabajar con normalidad (anda que no tengo curro estos días) e irme sin la sensación de estar saliendo de uno de los últimos círculos del infierno. No sé; tal vez el hecho de que evitemos hablar en la medida de lo posible, de una manera de lo más polite, ayuda. Además; hoy, con el tema de la vuelta al cole, mi jefe y mi jefa (que manda cojones que aquí haya dos jefes y un indio) llevan toda la mañana al teléfono comentando la jugada de la vuelta al cole de sus retoños con amigos, parientes, compañeros... o entre ellos. Entrañable, ¿verdad?. Bué; al menos estoy tranquila. Y entre cliente y cliente y llamada y llamada me da tiempo de redactar esto y mandarlo por mail (maravillas de blogger, oiga, a ver si funciona).
Consejo práctico; cuando vayáis al banco y paséis a ventanilla, llevad el DNI y tarjeta o libreta en la mano, y si os llaman por teléfono cuando os están atendiendo valorad si, realmente, es imprescindible que contestéis en ese mismo momento o podéis devolver la llamada en un rato. La de minutos y minutos que se pierden esperando todas y cada una de esas cosas cada puñetero día. Y, creedme, cuando hay gente esperando detrás tuyo la mala cara me la ponen a mí, como si yo tuviera que responder de que un cliente lleve el billetero rebosando de carnets y tarjetas y no encuentre el que necesita ahora o de que tenga una interesantísima vida social que debe contar a todo el mundo justo cuando está haciendo sus gestiones. A parte de Paqui, toda la gente del patio de operaciones y yo nos hemos enterado de lo de Edgar, oyes. Sí, tía, muy fuerte.
Y poca cosa más. De momento la noticia del día es que la entidad en la que trabajo está adaptándose para no sé qué narices de ISO en prevención de riesgos laborales, y una de las nuevas normativas dice que no podemos tener en el botiquín más que tiritas, agua oxigenada y algodón. De todo esto se entera una al pedir una cajica de nada de Gelocatil que, a parte de antiácido (tan necesario cuando se trabaja de cara al público) es lo que tenían a bien suministrarnos desde la central. La menda lerenda saca dos concuclusiones, dos. La primera es que la empresa se preocupa por nosotros. Tanto que no está dispuesta a permitir que intentemos suicidarnos a base de Almax o que podamos usar el material de oficina para picar el paracetamol y los billetes de 500,00 para esnifarlo. La segunda es que la próxima vez que tenga dolor de cabeza, muelas o articulaciones voy a pillarme una baja, con dos cojones. Desproporciones a mí, oiga.
10.9.08
8.9.08
San Viernes
El primero es que van a mandarme de nuevo a una oficina en la que no estoy nada a gusto. No es algo que me suceda solo a mí; ahí se ha producido (de hecho está vigente) una baja de larga duración de una persona que no quería trabajar en ese equipo. Bueno; en realidad no es una cuestión de equipo, sino de una sola persona, que es capaz de emponzoñar el ambiente de mala manera, convirtiendo las jornadas laborales en un auténtico infierno.
- Ok, vale, tú y un manta que se ha cogido una baja. Eso no demuestra nada, a parte de que tienes la piel muy fina. - Pensará algún avispado. Pues no, no es exactamente así. Porque resulta que la gente que coordina el equipo de soporte (que es como se llama mi equipo, porque suena más fino que "sustituciones") es exquisitamente sensible a las peticiones que le hacemos, y cuando he llamado para comentar, como el que no quiere la cosa, que si no había ningún compañero que pudiera ir a hacer
- ¿Qué lista, guapa?
- La lista de gente que no quiere no oir hablar de esa oficina.
- Oh, yeah.
... Y resulta que la lista la forma el equipo de soporte al completo, más parte de la planilla fija de otras oficinas.
En resumidas cuentas; hemos quedado que iré yo, en principio esta semana, o hasta finales de mes... O hasta que encuentren a otro/a incauto/a que quiera meterse en la boca del lobo.
En realidad toda esta situación me entristece profundamente. Yo ya he pasado por ahí, y en su momento vi claro que no podía afectarme si yo no lo permitía. Pero sucede que aquella vez sí que me afectó, exactamente igual que me afectó cuando me quedé en aquella oficina casi dos meses antes de vacaciones. Ahora mismo mi situación es distinta, y mañana voy a ir como a cualquier otra oficina, a comerme el mundo... Pero seguiré esperando la llamada que me saque de ahí, lo sé. Y me repatea.
Por otra parte me molesta profundamente que, aunque casi todo el mundo sepa que hay un sub ser capaz de provocar cuanto he descrito (y que a parte de amargar la vida al personal causa un perjuicio económico directo a la empresa, que no olvidemos las bajas se pagan pero no producen) NADIE de entre los altos círculos se de por aludido. Y conste que creo que hay múltiples opciones para solucionar el asunto; desde pagar un plus (que debería ser cuantioso) por acceder ir ahí hasta que le paguen un buen psiquiatra al individuo/a en cuestión. Salud para todos, oiga. Y alcohol y drogas a cargo de la empresa, qué cojones.
Por otra parte el viernes está previsto que Imperator vuelva. Creo que no soy capaz de expresar las ganas que tengo de que eso suceda, ni cómo estoy echándole de menos. Para eso habría que crear nuevos órdenes de magnitud.
Supongo que parte de tanta espectación se debe a que, en realidad, hace como quien dice tres días que estamos juntos y aún no hemos tenido tiempo material para acostumbrarnos a estar juntos. Cada reencuentro es una fecha señalada, y cada "hasta luego" es asqueroso, y más cuanto más lejos queda el "luego".
Esta vez, además, no va a volver solo; Barbián va a acompañarle. Nos espera un duro proceso de adaptación y presentación, de cuadrar el círculo y aguantar llantos nocturnos... De tres gatos (ojo al dato) y el bebé de los vecinos. Algo como lo del vídeo es casi casi lo mejor que va a suceder. A pesar de eso tengo ganas de tenerles a ambos aquí, y de que, como quien dice, hayamos terminado con la mudanza.
Lo único que lamento profundamente es que, con toda la movida de gatete, seguramente no podré encender la galaxia de velas que quisiera que le recibieran en casa, ni tener preparada ambrosía para la cena. Tal vez la sencillez tenga que pasar a formar parte del encanto del día a día. Y yo me doy gustosa con un canto en los dientes con eso. El glamour de ir a hacer la compra al Mercadona o limpiar el piso forman parte de la vida de casi todos.
Esta pasada ha sido una semana provechosa; me he reincorporado al trabajo y lo he llevado bien, he hecho un montón de cosas y lo he pasado bien con mucha gente. Pero ahora quiero que sea como sea, por fin, llegue el viernes.
7.9.08
2.9.08
De vuelta y media.
He podido visitar rincones de Madrid que no conocía. Debo reconocer que no ha sido una visita demasiado cultural, porque me he dedicado a ir de caprichillo y descansar. Eso sí; he estado en el jardín botánico, que ha resultado ser un auténtico oasis de paz, tranquilidad y frescor, y una maravillosa manera de llenar la mañana. Creo que he hecho más fotos de flores y verduras que en todos los días de mi vida, y algunas de ellas me parecen francamente bonitas. Amor de fotógrafa aficionada, supongo. Pero he descubierto que soy absurdamente feliz echándole fotos a cualquier cosa que me llame la atención. Y que es aún mejor si hay gatos.
Por otra parte la visita a Gran Canaria ha sido maravillosa. La isla es sorprendente, y a pesar de que la panza de burra nos impidió ver el sol durante casi todo el tiempo que estuvimos en la capital también tuvimos sol, playa, buceo, naturaleza y mil estrellas brillantes, además de alguna fugaz. Nuestro anfitrión fue de auténtico lujo (mil gracias, Víctor) y espero que nos devuelva la visita en cuanto tenga la oportunidad.
Pero sucede que, además de todo esto (o, tal vez, precisamente por todo esto) y con todo lo demás estoy volviendo a sentirme bien. Poco a poco vuelvo a tener ilusión por emprender algún proyecto (los tengo razonables y descabellados, y andan ya bullendo y echando burbujillas continuamente) y vuelvo a sorprenderme sonriendo y canturreando para mí misma. Puede ser eso o el moreno, pero creo que hasta se me nota en la cara. Tengo ganas de que llegue el otoño, aunque no prisas. Los últimos tiempos me han enseñado a las malas que cada momento tiene su valor y que hay que vivirlo como se pueda. La valiosa lección es que si siempre vives pensando en el futuro va a llegar un momento en el que al darte la vuelta gran parte de tu vida va a parecer un compás de espera y sonará a hueco. Y eso no mola. Creo que esta que viene va a ser una temporada bonita en la que voy a establecer nuevas rutinas (las del año pasado no las quiero ni me sirven) y voy a iniciar una convivencia con Imperator (aunque ya represente que vivimos juntos hemos pasado poco tiempo juntos en casa, y tengo la impresión de que casi todo ha sido en elgún tipo de situación excepcional, léase mudanza, entre viajes o cualquier otra cosa) en la que tengo muchísima fe. Vamos, si sus compromisos laborales se lo permiten, pobre, que vuelve a encadenar deshacer equipaje con hacer equipaje. No deja de ser irónico que hayamos dejado de tener una relación a distancia para que empiece a llenársele la agenda de viajes de negocios.
Hay veces en las que parece que si el mundo se callase un momentito podrías oir cómo las cosas se reajustan. A veces sonaría como algo deslizándose, otras como tuercas o engranajes, y a veces son grandes chasquidos o compuertas de presas abriéndose. Tal vez mi verano haya sido algo así. O al vez es lo que empieza ahora.
12.8.08
Involucionando
Valga decir que esta entrada pretende ser totalmente respetuosa y describir, simplemente, un fenómeno que me llama la atención y en el que yo también caigo a menudo.
A menudo me doy cuenta de que la gente tiende a pensar mucho, y gasta ingentes cantidades de tiempo y energía en explicar con todo lujo de detalles todo lo que ha pensado. Y, cómo no, cada cual acostumbra a dedicarle la mayor parte del esfuerzo a su tema favorito, que acostumbra a ser su propio ombligo.
Hay muchas personas a las que quiero horrores y a quienes a penas conozco. Probablemente no sé cuándo es su cumpleaños, ni nada sobre su familia u otros amigos, y seguramente tampoco sabré qué estudiaron ni en qué trabajan. Y sin embargo, cuando hablo con ellos o (sobre todo) leo sus blogs ingurgito párrafos como ladrillos a cerca de su filosofía vital, la forma en cómo concilian sus escalas de valores con el cenagal de sus vidas cotidianas o lo mucho que han aprendido a raíz de tal o cual hecho. Y hay gente a quien, además, le sobra tiempo y ganas para discrepar, indignarse y/o discutir sobre cómo ve otro la vida. Unas pasiones del recopón, todo muy digno de "el pensador" de Rodin, muy profundo. Qué interesantes, filosóficos o crípticos (márquese con un círculo donde proceda) somos todos.
No pretendo ser descortés en absoluto, pero sucede que cuando intento centrarme en esos términos éticos, morales y vitales demasiadas veces me siento como Hommer Simpson en esta ilustración, con un mono fascinante tocando sus platillos al ritmo de "chin, chin, chin, chin....". Porque hace tiempo que decidí involucionar.
Que nadie vaya a pensar que ha sido una tarea sencilla; la sociedad, hoy en día, premia la grandilocuencia, los grandes discursos, los grandes planes, las filosofías elaboradas y primorosamente expuestas. Los imagino como regios castillos de bases sólidas, con cimientos sólidos y gráciles torres que se tambalean pero nunca caen, con pendones de colores vivos reluciendo al sol (hacedme el favor de leer esto con voz particularmente grave y modulada). Yo soy su víctima, y los he creído necesarios durante demasiado tiempo. Y siguen ahí. Pero sucede que un buen día me fijé en que, en realidad, lo que andaba haciéndome eran pajas mentales a dos manos. Mis decisiones, mi filosofía, mi escala de valores y tantas otras cosas solo me importan a mí. Y hay veces que ni si quiera eso. No afectan a la rotación de la tierra, por fuerte que piense o crea, o por tantos sitios donde lo publique. Que nadie se eche las manos a la cabeza; no soy rácana expresándome ni explicándome (aunque a veces me cuesta un poco), pero prefiero mil veces hablar sobre lo que hago, lo que me sucede, y encontrar lugares comunes apelando a cosas que todos podemos entender facilmente y sobre las que podemos hablar sin subir la voz. Siempre hay tiempo para una bronca enriquecedora.
La vida es, demasiadas veces, corta, complicada y puñetera de por sí. Y creo sinceramente que no tengo por qué hacérsela más compleja a los demás... Ni a mí misma. Si alguien quiere saber, preguntará. Y responderé gustosamente, más aún si es ante una cerveza.
Hace tiempo que he decidido hacer un "back to basics" y disfrutar de cosas que me hacen sentir feliz, e intentar que los demás sean también un poco más felices a mi paso. Sin agobios, claro, que cada uno es responsable de su propia realidad. Pero, si está en mi mano, es probable que intente compartir parte de la belleza y diversión que percibo en las cosas más simples. Los juegos. La comida. Los amigos. (Nota; me gustaría incluir "el amor" en este listado, pero la experiencia me demuestra que eso puede ser terriblemente complicado, aunque sea tan y tan gratificante que valga la pena no dejar de intentarlo. Ya veis; toda norma tiene excepciones...). A veces debo parecer una cría, y eso disgustará a mucha gente, pero eso es algo que me preocupa poco. ¿Os habéis fijado que los críos ríen mucho más a menudo y acostumbran a parecer mucho más felices con cosas más sencillas? Eso es porque es posible. Y no es ni si quiera difícil.
Así que voy a servirme otra porción de pizza, un poco más de vino y sentarme en el sofá con mis gatos. En Barcelona hace una noche estupenda, y siento un cansancio dulce aflojando poco a poco mis músculos. He pasado unos días estupendos de juegos, diversión y cariño, y en breve (muy en breve) van a venir más. Y esta vez no tienen fecha de fin. Eso contribuye mucho a tener un estado de ánimo como el de hoy. Estoy deseando empezar a colocar libros y a tirar lastre.
Hay pocas cosas más reconfortantes que la sensación de estar haciendo justo lo que debes estar haciendo. Y pienso quedarme a vivir ahí. Hasta que me echen.
29.7.08
Tú también puedes
Como montar en bici, oiga. Reir es algo de lo que nunca te olvidas.
21.7.08
Ordenando
Empieza a ser un poco tarde (con todo lo que me queda por hacer) para decir que voy a ir a descansar pronto, pero es casi cierto. Me duelen los riñones y estoy cansadísima. Pero es grato. Es la paliza de haber hecho algo por mí misma. Y eso es bueno.
Esta va a ser la primera noche en meses que pase sola en casa. Mis dos compañeras están de viaje, y los únicos ruidos que oigo son los que los gatos o yo provocamos. El ronroneo de la tele. Música en el ordenador. Y luego, el silencio.
Siento esto como un regalo; el de poder recuperar solo para mí por una noche lo que en un tiempo fue mi territorio. En estos tantos metros cuadrados me siento en casa. Es un espacio que he compartido; algunas veces por decisión propia, otras por obligación. En breve voy a compartirlo con Imperator, y ardo en deseos de que llegue ese día. Pero esta noche dormiré sola en casa; más sola de lo que he estado en tiempo, y la última vez que eso sucedió las cosas eran muy distintas. Días y noches como la de hoy son necesarias para poner las cosas en su sitio. Física y metafóricamente hablando. Hay veces en las que la soledad parece una condena. A veces es una grata compañera.
Creo que hoy descansaré de lo lindo. Me hace falta.
16.7.08
Al final de la calle.
15.7.08
Pobre de mí
¿Sabéis qué? Que estoy harta. Se terminaron los Sanfermines y sin haber visto un encierro no me libro de los toros, que me persiguen implacables cuesta abajo. No encuentro un burladero, no puedo entrar en las vallas y ni si quiera veo la arena; ando resbalando y tengo la terrible sensación de que en cualquier momento van a cornearme o arrollarme. Pobre de mí.
Sigo al pie del cañón y hago lo que puedo. Tal vez no sea tan malo estar simplemente cumpliendo. No estoy tan mal, pero ando lejos de estar como quisiera. Me siento en un estado de resaca permanente; vuelve a dolerme la cabeza. Ando a la espera de poder arreglar un montón de cosas que no terminan de concretarse, y me obligo a poner buena cara y a tirar y a cuidar de demasiada gente. Cuando intento hacer las cosas fáciles para los demás; mal. Cuando intento hacerlo fácil para mí; peor. Parece que no acierto nunca. Pobre de mí.
Tengo la sensación de protagonizar una peli de Almodóvar, a la que solo le faltan un travesti y unos pendientes de plástico. Quiero un respiro, una área de servicio, un oasis o una tregüa. Las vacaciones no llegan nunca, y me siento incapaz de mirar más allá de mañana por la tarde. Tengo la nevera vacía y ninguna gana de llenarla. Ni si quiera me apetece cocinar. Algunas plantas de mi terraza han muerto, y aún no he retirado los cadáveres. Qué bien se postergan las cosas en estos momentos. Pobre de mí.
Quiero un abrazo de mi madre. Quiero calor, comprensión y compañía. Quiero dormir de un tirón esta noche. Quiero apasionarme con un libro, engancharme a un videojuego, fotografiar cosas bonitas y reirme a carcajadas. Quiero poder agradecer que no haya sido peor, mirar este post en unos días, y burlarme de lo bien que se me da ser la reina del drama. Pero ahora quiero que terminen estos Sanfermines. Y poder entonar con sorna mi propio Pobre de mí.
8.7.08
Enmendándome a mí misma
Últimamente ando frustrada con un montón de cosas. Y la principal, aunque supongo que en el fondo es una gilipollez, es que no consigo sacudirme de encima la sensación de tristeza que me acompaña. No es lo único que me sucede, claro. Estoy cansada, y eso se nota. Mi rendimiento es bajo en un montón de cosas en las que normalmente estaría dándolo todo. Me cuesta terminar lo que empiezo y entusiasmarme en nuevos proyectos. Me siento como los protagonistas de "Esta casa es una ruina"; enfrentándome a un montón de cosas que requieren de prácticamente toda mi atención y mi buen saber hacer, y a las que no puedo dedicarme como debiera. Me siento como si estuviera construyendo la casa de mis sueños para otro, poniéndole un montón de ganas, y viendo como todo se echa a perder poco a poco o del tirón. Un montón de esfuerzo en vano. Y eso cansa.
Pero todo esto se ve entorpecido por esta tristeza.
Estoy triste.
Del mismo modo que estar cansado puede resultar algo épico, noble, digno de ser aplaudido, la tristeza es uno de esos males que representa que los padece quien quiere. Cada cual puede decidir estar o no triste, y darse más o menos cancha para recuperarse de una época poco amable. Cuando eres consciente de eso (al menos a mí me sucede) terminas sientiéndote gilipollas por no ser capaz de quitártela de encima, más aún si te repites contínuamente que todo esto está sucediendo porque tú lo permites. No puedo evitarlo, aunque sé que debería poder hacerlo. Y eso tampoco ayuda.
Siento que mis esfuerzos en un montón de campos son estériles, y me repatea. Vivo en una contínua sensación de provisionalidad, y me repatea. No consigo concentrarme ni comunicarme como debería, y me repatea. Y me cuesta dejar de ver las cosas mates y plomizas, y eso lo hace todo mucho más complicado. Y me siento gilipollas por ello. Y me repatea.
Queda menos de un mes para las vacaciones. Ains...
3.7.08
Tal como yo lo veo
1.7.08
Ya están aquí.
Así que voy a levantar la frente y volver a poner mi mejor sonrisa de azafata del 1, 2, 3. Porque hay muchas cosas de las que alegrarse, y de nada sirve pensar en lo que nos entristece.
Porque, estoy segura, en adelante todo irá mejor.
23.6.08
La noche de las brujas.
Feliz noche.
14.6.08
Información práctica - Calendario de Nur Viajera
Lujos de andar por casa.
13.6.08
Justo lo que necesitaba.
Hoy me he llevado una sorpresa. No ha sido agradable. Básicamente ha consistido en que alguien me ha notificado que me echa de parte de su vida. Es una decisión personal, intransferible y, simplemente comunicada, apoyada por un montón de razones que interpreto totalmente erroneas y muy desacertadas. Me ha parecido una decisión cobarde, pero es que he descubierto hace poco que cuando alguien se comporta de esta manera no vale la pena intentar razonar. En otro momento de mi vida, seguramente, habría gastado gran cantidad de energía en perseguir a esa persona que creo honestamente que se está equivocando, y habría intentado razonar con ella, explicarle cómo veo las cosas, por qué pienso que puede no tener razón. Ojo; a mí se me puede dar por imposible por un montón de motivos... Pero no por esos, joder. No por esos.
Lo que sucede es que ahora mismo tengo muy poquita fuerza, y prefiero reservarla para salir del circo de tres pistas (de burocracia, notarios, vaciar armarios, rellenar formularios o modelos oficiales, hacer algunos planes y reordenar un poco mi vida) en el que se ha convertido mi realidad cotidiana.
Así que he cogido toda mi perplejidad, toda mi sorpresa, toda la rabia que he sentido y me la he envainado. He intentado dejar claro que no estaba de acuerdo, que interpretaba que se trataba de una equivocación, y que si algún día esa persona está dispuesta a discutir sobre ello va a saber dónde encontrarme.Ahora no estoy para perseguir a nadie.
Tal vez dentro de un tiempo mire atrás y me arrepienta de no haber hecho el esfuerzo, de no haber insistido más. No lo creo, porque cuando alguien se marcha dejando una nota o dando un portazo te está diciendo que la decisión está tomada, y que no importa lo que estés dispuesto a hacer. No va a escucharte. Y eso me entristece.
Pero sucede que no estoy para perseguir a nadie.
Ahora mismo estoy para arrebujarme en el sofá, taparme con la mantita y hacerme un ovillo hasta que los gatos vengan a sentarse encima de mí, y ponerme a ver algo en la tele (sin demasiado criterio) hasta que el sueño me venza. Y descansar. Y reponerme. Y centrarme en cosas que me den energía, que me ilusionen.
Yo tengo la vista fija en las vacaciones, que espero que me traigan, al fin, un respiro. Creo que este año me lo he ganado.
5.6.08
Bola
En estas ocasiones, supongo, lo que toca es imaginarlos como un ovillo de lana del que hay que buscar el extremo para ir tirando de él, desliando poquito a poquito, y reducir el tamaño de la bola hasta poder sacarla con una relativa comodidad. Como hacen los gatos con el pelo. No es más que un sistema de limpieza.
No estoy jodida, pero no estoy bien. Me temo que, de momento, no sé encontrar ese cabo. Hoy me he quedado en casa buscándolo.
26.5.08
Todo sobre mi madre
Llevo dos días acordándome de cosas que solía hacer con ella. Preparar la comida de Navidad (auque en realidad siempre intentaba escabullirme), tomar el sol en la terraza en primavera, cuando empezaba a calentar de verdad, o sentarme ahí mismo en silencio, a su lado, con el cuerpo envuelto en una manta y las piernas estiradas hacia fuera, casi asomando por la barandilla en las noches de tormenta, mientras veíamos caer rayos y relámpagos y dejábamos que la lluvia nos mojase un poco los pies.
Mi madre murió el sábado. Sufrió un infarto agudo de miocardio, o eso decía el papel que me tendieron y que me lanzó a un laberinto de burocracia, gente profesional y fría y otra que para hacer llegar su apoyo se mostraba mucho más afectada que yo. Todo era sórdido y dramático. Y carecía de importancia, porque mi madre ya estaba muerta.
Me siento como embotada, en sordina, casi un autómata, como me sucede en estas situaciones. Mi parte más fría y eficiente toma el control y yo lo contemplo todo sentada, mientras ella elige ataúdes y recordatorios, besa mejillas anónimas y se preocupa de todo y de todos. Y a ratos me deja salir y expreso mi rabia con mala leche, con respuestas ácidas, con cascadas de lágrimas.
Porque no me apetece que mi madre se haya muerto. Porque no me apetece que mi padre sea viudo ni haberme convertido en huérfana de madre. Porque no me imagino mi próximo cumpleaños sin ella ni quiero pensar que nunca más estará cuando se me ocurra que llevo demasiados días sin llamarla.
Porque la quería como si fuese la mejor. Aunque era sólo ella.
Gracias a todos los que habéis estado allí. Gracias a Imperator por dejarlo absolutamente todo colgado y recorrer media península dos veces en menos de dos días (añadiendo 1200 km. más a lo que va a moverse en las próximas semanas) por si podía necesitar llorar en su hombro. Vaya si lo necesitaba. Gracias a todos los que me habéis escrito, mandado SMSs o llamado para hacerme sentir vuestro calor. Os aseguro que ha llegado. Y gracias al poeta por prestarme estas palabras.
Tants de records de tu se m'acumulen
que ni deixen espai a la tristesa
i et visc intensament sense tenir-te.
No vull parlar-te amb veu melangiosa,
la teva mort no em crema les entranyes,
ni m'angoixa, ni em lleva el goig de viure;
em dol saber que no podrem partir-nos
mai més el pa, ni fer-nos companyia;
però d'aquest dolor en trec la força
per escriure aquests mots i recordar-te.
Més tenaçment que mai, m'esforço a créixer
sabent que tu creixes amb mi: projectes,
il.lusions, desigs, prenen volada
per tu i amb tu, per molt distants que et siguin,
i amb tu i per tu somio d'acomplir-los.
Te'm fas present en les petites coses
i és en elles que et penso i que t'evoco,
segur com mai que l’única esperança
de sobreviure és estimar amb prou força
per convertir tot el que fem en vida
i acréixer l'esperança i la bellesa.
Tu ja no hi ets i floriran les roses,
maduraran els blats i el vent tal volta
desvetllarà secretes melodies;
tu ja no hi ets i el temps ara em transcorre
entre el record de tu, que m'acompanyes,
i aquell esforç, que prou que coneixies,
de persistir quan res no ens és propici.
Des d'aquests mots molt tendrament et penso
mentre la tarda suaument declina;
tots els colors proclamen vida nova
i jo la visc, i en tu se'm representa
sorprenentment vibrant i harmoniosa.
No tornaràs mai més, però perdures
en les coses i en mi de tal manera
que em costa imaginar-te absent per sempre."
Miquel Martí Pol. Lletra a Dolors. Llibre de les absències.
19.5.08
Si todo estuviera aquí.
Cierro los ojos y estoy tumbada en un sofá de color crudo. Mario está sentado en el suelo, a mi lado, jugando a un juego de la Wii. Se ha convertido en una escultórica mujer y se ha enfundado un traje absurdamente ceñido, cargado de armas, botones y lucecitas. Lleva un buen rato intentando abrir un interruptor, sin éxito por el momento, gesticulando y agitando el mando. Imperator está en el sofá conmigo, tiene mis piernas en su regazo y a veces acaricia distraídamente mis rodillas mientras ríe y juega y se queja de que aún no han matado a nadie. Creo que ni si quiera se da cuenta de que lo hace, y que no es consciente de que le miro. Repaso el perfil de su cuello y su cráneo con los ojos entrecerrados, recortado contra las cortinas translúcidas, que filtran y dulcifican la luz de una tarde plomiza. Debería llevar siempre el pelo así de corto. Sus ojos se achinan mientras sonríe de medio lado. Es bonito ver a alguien tan relajado, tan despreocupado. Parece feliz mientras ataca de nuevo los tallarines tres delicias y el cerdo agridulce.
No son cosas extraordinarias, si lo miras bien. Son encuentros y desencuentros, caminos que se cruzan; a ratos es compañía y a ratos es soledad compartida. Cosas cotidianas, como compartir comida del chino o quedar con los amigos. Pero es bueno. También se hace complicado a veces.
Me siento como una chiquilla a punto de una pataleta. No quiero irme. Quiero quedarme aquí, tumbada, sufriendo este zapping de videojuegos, escuchando la risa de Mario y notando el calor de Imperator, con sabor a salsa agridulce y cerveza en la boca. No quiero coger este avión que viene con retraso.
No quiero estar esperando este vuelo de vuelta, escribiendo en el reverso de un billete de ida, con dolor de cuello y este cabreo, en esta catedral de esperas y despedidas.
Mario nos habló de una tira de Mafalda, en la que Felipe se preguntaba qué pasaría si todo estuviera aquí. He pensado mucho en eso. Y me encantaría saber la respuesta.
16.5.08
¡Ole, ole!
Dos. Sigo sin fumar. He detectado mis momentos críticos y ayer, una amiga ex-fumadora, me contó que a ella le había ayudado pensar en su adicción como en un pequeño monstruo al que mataba poco a poco por inanición, y que cada vez que sentía la punzada del "mono" visualizaba a una especie de Kuato adherido a su abdomen, agonizando. Realmente es una imagen útil, pero yo casi prefiero pensar menos en ello...
Tres. Yoyi ha cambiado de trabajo. Le han ofrecido algo con mejor horario, y más relacionado con su carrera. Pinta bien, y la chica está profundamente ilusionada. A ver si el martes que viene (la noche de las birras) podemos celebrar un montón de cosas :)
Cuatro. Dentro de dos horas y media estaré saliendo de la oficina, en cinco horas y pico estaré volando hacia Madrid, y dentro de algo más de 57 estaré de vuelta. Losepáis.
13.5.08
Esta vez no es por pereza
Mis compañeras de piso son dos chicas encantadoras, maravillosas y limpias. Por el momento no tengo peros que no sean de lo más razonables en el inicio de una convivencia con dos personas completamente extrañas. Ayer llegué a casa después de pasar cuatro días fuera, y encontré el piso limpio y ordenado, a los gatos perfectamente atendidos y todo lo que pudiese necesitar en la nevera. También fue la noche de las birras (que hemos institucionalizado con las chicas, con las que nos vamos a un bar cutrecillo pero acogedor a arreglar el mundo, ponernos el día y comprar una participación para el sorteo de la lotería de los viernes), e hicimos todo tipo de planes para dentro de un par de findes, que andaré por aquí. Mucho mejor de lo que me habría atrevido a imaginar.
Parece que daré un saltito en el trabajo. No es exactamente un paso adelante, pero sí en diagonal. Todo está pendiente de confirmar en una reunión que tengo pendiente con el Gran Jefe (Jefe de jefes), que debía haber tenido lugar la semana pasada, pero que se aplazó para (supuestamente) esta. En resumidas cuentas; todo está en el aire, aunque propuesto y anunciado por los canales que se suponen "oficiales". Veremos.
He vuelto a clases de Danza del Vientre. No es el mejor momento para reengancharme después de un par de años sin ir de forma regular, porque se están preparando las coreografías para final de curso, por lo que no hay clases técnicas, sino más y más machaque con los mismos pasos. Mi grupo prepara un baile con doble velo. Yo creo que puede quedar genial si no hace viento... Porque bailar con sables en grupo es ya pedir demasiado ;)
Y, por lo demás, los avispados lectores de esta micro-blogosfera sabrán que he andado ocupada. Eso es bueno, y soy feliz con ello, aunque me resulta complicado de sobrellevar. Un poco más cada día, y esta noche en especial. Me esfuerzo por mantener los pies en el suelo mientras tengo la cabeza llena de pajaritos y un nudo en el estómago. Me faltan datos, pero sospecho que lo que me queda por aprender (que es prácticamente todo) son cosas de esas que sólo podría absorber por capilaridad. Y no va a ser, al menos por el momento. Y eso jode.
Y, claro, cuando una está así, recuperándose de toda esta movida pero aún sin saber qué terreno está pisando, lo mejor que se te puede ocurrir es dejar de fumar. Porque cualquier otra cosa hubiese sido más fácil.
24.4.08
Always on the run
Reconozco que la paciencia no es una de mis mejores virtudes. Cuando quiero algo o tomo alguna decisión mínimamente trascendente acostumbro a tener el deseo (utópico e irracional) de que las cosas hayan cambiado ya, simplemente per haberlo decidido, pensado o deseado. Como si fuese posible formular un Abracadabrabra que pudiera transformar la realidad a mi antojo. Y eso, aceptando la premisa de que no soy un ser onmipotente (por ahora) es complicado.
Soy mayorcita y he hecho mis deberes. Sé que los cambios, normalmente, requieren de tiempo y esfuerzo. La mayor parte de las veces, sobre todo cuando alguno de los eslabones de la cadena del cambio no dependen de tí, todo lo que puedes hacer es poner de tu parte teniendo un objetivo definido, sabiendo qué parte del proceso te corresponde y teniéndola lo más resuelta posible, y estar atenta para no dejar pasar las oportunidades que te acerquen a ese lo-que-sea-que-puedas-querer. Y mientras hay que dejar que pase el tiempo, relajarse y disfrutar del proceso. Admirar el paisaje. La teoría es impecable. Pero de la teoría a la práctica hay un trecho.
Aquí, querido lector, es donde aparece mi amigo Coco, recordándonos una vez más la diferencia entre Creer, Saber y Sentir.
Siendo personas mínimamente inteligentes, alguna vez nos habremos dado cuenta del dramático salto (ese que se parece a un ataque de vértigo, a veces con nudo en el estómago y todo) que supone pasar de un estado a otro. Incluso en los aspectos más objetivos y medibles empíricamente puede fallar nuestra fe, o incluso en el caso en el que podamos creer en ellas es posible no llegar a sentirlas como propias, no ser capaz de aplicarlas o aceptarlas de corazón. Son esas pequeñas incoherencias que notas, incómodas, haciendo chirriar algún engranaje del proceso de lo que tu lógica te dice que debería ser, o cómo deberías sentirte. Suena de fondo, flojito pero estridente. Y es inútil negar que existe esa diferencia, casi tanto como intentar engañarte al respecto. Porque seguirás oyendo ese chirrido cada vez más fuerte cuanto más intentes desoirlo. Como si alguien rascara una pizarra. Tócate las narices.
Como en tantas otras cosas es posible que a lo largo de nuestra vida determinadas creencias, experiencias o nuestra propia cabezonería hagan bailar muchos de los criterios por los que nos guiamos de un extremo a otro de esta lábil escala. Se puede forzar la máquina, claro, siendo muy consciente de qué deseas cambiar y pegándote un toque cada vez que te das cuenta de que vas en la dirección contraria. Pero volvemos al principio, señores; lo que yo quisiera es que eso pudiera cambiar solo con desearlo, y eso no va a suceder. Y es inútil preocuparse o angustiarse por algo así, porque de eso no va a salir nada positivo. Te estás poniendo la zancadilla tú sola, nena, sé consciente.
Trabajo en ello, Capi, no te creas. Me lo curro un montón. Pero aún llevo mal lo de soltarme y no angustiarme en el proceso, resignarme a que las cosas deben ser así. Y me repatea no ser capaz de conseguir ese salto con solo desearlo. Aunque estoy cerquita, cada día un pasito más. O eso espero.
Y ahora, encanto, ya puedes empezar a lamerme las botas.