Ayer presentamos a los gatitos. Quiero decir que les presentamos de verdad; dejamos que se vieran, que se olieran, se bufasen y lo que tocase. Estabamos preparados para una auténtica guerra civil; carreras, peleas, disparos a discreción con la pistola de agua... Y ¿sabéis que pasó?. Nada.
Vivimos uno o dos momentos de tensión en los que hubo bufidos (pocos) y demostración de levantamiento de patas (que no ataques). De hecho, llegamos a filmar el momento de máxima tensión (a quien esté interesado puedo pasarle el video) pero al cabo de una hora los tres lucían tal que así.
Qué gatos más chungos, cuánta tensión se respiraba, qué mal trago, oyes. Imperator está completamente decepcionado por no haber encontrado la batalla campal que esperaba, Barbián ha decidido que le gusta la Chaise Long y el huequito de al lado de la tele y Giggly y Mapaxito andan como si aquí no pasara nada, cada uno a su bola.
Ayer por la noche cenamos japo para celebrar la feliz coyuntura... Y para despedir a Yoyi, que mañana se va para ir a aprender a restaurar mosaicos a Mérida. La echaremos de menos; ha sido una compañera de piso excepcional.
... Y en cuanto nos quedemos solos ya nos superaran en número. Cielo, creo que hemos firmado nuestra sentencia.
Cuidado con Oscar Pulitzer
Hace 1 año
5 comentarios:
Hemos triunfado como la coca-cola. Sí señor.
Me alegro de que al final no hayais tenido la Tercera Guerra Mundial en casa y de que Barbián se haya adaptado tan bien.
Ahora hay escaramuzas sueltas separadas por largos períodos de verlos dormir juntos en el sofá. En cuanto el Barbián ha pillado un poco de confianza, se ha puesto a buscar las cosquillas a todos.
Ahora busca las cosquillas... incluso a nosotros. Será mamón, el tío...
Barbián siempre ha sido así. Recuerdo cuando le pillé mordiendo mi hoja de personaje en una partida. Se comió una de las esquinas de abajo. Menos mal que me dí cuenta, que si no hubiese sido capaz de comérsela enterita.
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