27.4.04

Soy un sinfín de vicios ocultos. Alguno es confesable, pero los demás los reservo para la más estricta intimidad. La lectura, por ejemplo, es uno de los que se puede comentar. Incluso queda bien, a veces. Pero los hay peores. Como imaginar a la gente en otros contextos. No entraré en detalles, pero creo que a la camarera del bar de abajo le sentaría bien el cuero.

24.4.04

antes muerta que sencilla

Hacía tiempo que no me pasaba por Las cinco del viernes y me he fijado que la semana pasada pusieron un reto interesante; escribir historias que acabaran en una determinada frase. He escrito dos de cinco, pero iré editando éste post y colgando las que faltan... o no. Ni si quiera es el de ésta semana, pero me hace gracia. Ahí van;


1) Déjalo en mis manos.

Miraba a través del cristal de la cafetería. Pensaba sobre cómo había sido su vida los últimos años. El temor a que llegara a casa. El temor a sus borracheras. El temor al cinturón y a sus manos; ésas que la habían acariciado tanto, y que ahora sólo le dolían. Tomó un sorbo de su vaso. Las burbujas de la Coca-cola se colaron en las heridas de su boca. Una mueca de dolor. Una lágrima. A continuación una sonrisa. Una demanda de separación y una orden de alejamiento. "Nunca más" pensó para sí misma. "Nunca más". Se levantó y cogió el paraguas. Pagó en caja y salió a la calle.
En la acera de enfrente, dos hombres fumaban en un portal. Uno de ellos levantó la vista.
- Es ésa, la de la capa de lana.
El otro tiró el cigarrillo, y con una sonrisa socarrona le susurró
- Déjalo en mis manos.

2) ... no es lo que parece.



3) ... y se subió la cremallera.

Desde siempre se gustaron. Y hoy el destino (y una cena del instituto) les había reunido. Él era ya alguien sin sueños, desgastado por la vida, marcado por sus decisiones. Ella tenía una vida ordenada, con un encantador marido y una hipoteca a 30 años. Pero él seguía teniendo una belleza exótica (ahora más madura) y ella su simpatía, tal vez eran menos inocentes. Fueron con los compañeros a tomar unas copas.
- ¿Que ha sido de tu vida?
- Pues... Bueno, seguro que ya lo sabes...
- En realidad no. Algo, pero no lo sufiente.
Se miraron. Callaron. Ella preguntó
- Vivías aquí cerca, ¿verdad?
- Sí, a un par de esquinas. Sigo viviendo ahí.
Se miraron. Callaron.
El que fué el delegado de la clase dió por terminada la reunión. Unos cuantos fueron a una discoteca cercana.
- Me ha encantado verte.
- Y a mí. Espero que volvamos a vernos pronto.
- Seguro.
No se dieron dos besos. Ella cogió el coche. Él andó dos esquinas.
Él llego a su casa, se sentó en la butaca y encendió la tele.
Ella aparcó, bajó del coche y al llegar al portal tocó el timbre.
Él abrió. Ella subió. Entró por la puerta que la esperaba abierta. Él estaba apoyado en el marco de la puerta. Se besaron. Se manosearon. Rápido, sin contemplaciones. Ella fué recorriendo su boca, su mandíbula, su cuello con sus besos. Le arremangó la camiseta y le lamió el torso. Le desabrochó el cinturón. Le bajó los tejanos. Hurgó bajo sus boxers con sus manos y su aliento. Besó y lamió su sexo con avidez, con desesperación. Con la experiencia de los años y los amantes. Con la excelencia de la pasión contenida durante tanto tiempo. Él gimió y acarició su pelo mientras escenas de épocas pasadas iban y venían por su cabeza. Y cuando no pudo más, la avisó y se dejó ir. Ella no se apartó. Al cabo de unos segundos que parecieron horas, ella se levantó y le dijo;
- Ésto no sucedió jamás.
Le sonrió y salió por la puerta, cerrándola tras de sí. Él, con los sentidos embotados, sintió un enorme vacío en su pecho. Miró el marco de la puerta. Que enorme la parecía. Callado, con el ruido de fondo de la tele paseó sus ojos por los objetos del salón. Todo le parecía ajeno. Qué lejos de lo que hubiera deseado. Giró su cuerpo hacia el dormitorio. Se agachó y recogió los pantalones. Hoy también dormiría solo. Y mientras odiaba su vida más que nunca lamentó no haber dicho jamás aquéllas palabras. Maldijo su orgullo. Com un gesto automático secó una lágrima que había llegado a su mentón y se subió la cremallera.

4) ... nunca antes me había pasado.


5) ...y el mio es más grande.

23.4.04

Me encanta el día de St. Jordi (San Jorge, para los que leéis des de fuera de mi reducto catalanífero). La fiesta del libro y la rosa. Es un día de símbolos. Las rosas, que simbolizan el amor. Los libros, conmemorando efemérides (tristes, por cierto; comos los días en los que los pueblos conmemoran sus derrotas). Cumpliendo la tradición, compraré libros a mis hombres, y siendo infiel a la misma, libros también a mis mujeres. Alguno para mí también caerá, supongo. Me cuesta mucho entrar en una librería y no caer en la tentación. Me encanta leer y vivir las historias de otros. Un día de éstos, mis otras vidas, las que están impresas con tinta en el papel y a fuego en mi memoria (y en mi corazón), ocuparán tanto espacio que tendré que empezar a purgar recuerdos. Aún no he decidido los de quién serán. Ahi va mi pequeño homenaje literario; unos poemas que siempre me conmueven. Uno triste, otro sugerente. Intensos; como el café y la vida misma.

Elegía a Ramón Sijé - Miguel Hernández

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
a quien tanto quería)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las ladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.


Poema 5 (Veinte poemas de amor y una canción desesperada) - Pablo Neruda

Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.
Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.
Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.
Ellas trepan así por las paredes húmedas.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.
Ellas están huyendo de mi guarida oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.
Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.
Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.
El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban
Escuchas otras voces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.
Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.
Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.


Feliz día. Y felices otras vidas.

22.4.04

De amigos y otras modalidades de relación

Últimamente pienso mucho en gente a quien conozco. Hay gente a quien conozco, pero no entiendo. Y gente a quien entiendo, aunque no los conozca. A veces veo a alguien y me lo imagino como una ciudad que conozco; sé cuando hay que girar a la izquierda o la derecha para llegar justo a donde me había propuesto. Otras personas me parecen desiertos, con oasis de riqueza increíble que aparecen justo cuando menos lo esperas. Hay quien es como una selva; salvaje e inexplorada. Otros son como el espacio, con reglas de funcionamiento distintas a las de mi planeta.
Últimamente dejo que todos me sorprendan y me muestren cosas que no conocía, y me parece que he encontrado filones de oro en una esquinita de sus psiques. También hay zonas oscuras, agujeros negros que parece que vayan a absorver todo cuanto yo conozco de alguien para producir un gran desastre. Odio no poder comprender ni ayudar a quien sé que lo necesita, como si fuera el arquitecto sin recursos que no va a poder salvar un puente de su hundimiento. Veo cráteres y auroras boreales. Y así, sentada, observando paisajes ajenos al mío, pienso que el magnetismo de mis polos está haciendo de las suyas, y me planteo si no habrá llegado aún el momento de mi hibernación en mi ecosistema...

19.4.04

Odio las críticas destructivas. Es increíble cómo, cuando pides opiniones, todo el mundo se siente capaz de decidir que has hecho algo mal, sin darte más ideas ni echarte una mano. Sólo piedras. Creo que la próxima vez, antes de pedir una opinión, voy a pasar una circular diciendo "A ver, te estoy pidiendo una opinión. Si lo que te estoy pidiendo que consideres no te parece bien, antes de intentar hundirme en la miseria, haz el favor de considerar si tú lo hubieras hecho mejor o si me has ayudado. Si no es así, vuelve a mirarlo pensando que eso es fruto de mi esfuerzo y dedicación, y que probablemente, tú no has hecho nada por ayudarme a que sea mejor.". Estoy segura de que quien lo lea se ofenderá. Lo que espero es que, una vez superada la rabieta, piense en lo que le he pedido.

15.4.04

Ya he decidido como quiero que sea mi traje de novia;
Quiero un vestido de ducha caliente, un tocado de espuma y burbujas, unas sandalias de dunas del desierto y maquillaje de color del sol de medianoche. ¿Conoce alguien a algún sastre que no se asuste ante tal petición?

14.4.04

Mea culpa, mea culpa, mea grandisima culpa. Lo confieso; estoy vaga. Últimamente no me apetece nada escribir. Y no es que mi vida sea menos interesante, ni mucho menos. Me despierto, me desperezo, me lavo los dientes, me arranco las legañas... la de cosas interesantes que hago... Fíjate, sin ir más lejos, juego con el gato y aprendo a hablar con las cajeras del súper. Estoy segura de que se podría escribir en su argot. Fonética, por supuesto. E información sobre contenidos. O sobre descontenidos, mejor dicho. El día que me haga una camiseta con la dirección de mi blog y la lleve cuando vaya a comprar será como decirles... Mejor no lo escribo, por si se me ocurre hacerlo. Prometo enmendarme y escribir más a menudo, palabrita.

2.4.04



Creo que nunca había colgado un post tan bonito.

1.4.04

¡No te pierdas mi siguiente post!
Las Parcas que han tjido mi tapiz debían estar aprendiendo el oficio. O eso o lo hicieron cuando volvían de copas. Está lleno de nuditos. Los días nublados, por ejemplo; no hay derecho que me toquen tantos seguidos. Aunque de vez en cuando hacen un buen remate y el destino me trae cosas maravillosas. Creo que, si finalmente me lo dan, lo colgaré en el comedor, e iré siguiendo con el dedo mi día a día. Hoy mejor no salgo de casa, mañana compro lotería... No prometo que el día del último nudo vayáis a verme el pelo. Ahora, el punto del día anterior espero que hable de una Graaan fiesta.