29.10.05

La taza

Esta mañana he ido a la cocina de la oficina para hacer unas cuantas llamadas. Necesitaba estar un poco tranquila**. Mientras lo intentaba, me he quedado mirando una taza de café lleva de agua que estaba en la pica. Era lo único que quedaba por lavar. Debía de haber algún tipo de vibración en el edificio (igual la provocaba yo misma desgastando las baldosas con mis pasos), porque el agua vibraba ligeramente, provocando una serie de ondas concéntricas que se movían tan rápido que parecían quedarse quietas. Y, entre onda y onda, se reflejaba el cielo azul que podía verse a través de la ventana. Eso me ha arrancado una sonrisa. En el fondo las cosas más sencillas pueden ser las más bellas.



** Esta mañana he estado hablando con mi jefe. El día 21 vence mi contrato, y no van a renovarlo. Me han dado mucho tiempo y muchas facilidades, porque dicen estar muy contentos con mi trabajo, y encantados conmigo a nivel personal (quién lo hubiese dicho), pero el dueño de la empresa sólo ve números, y los números no han salido. Es curioso, pero tengo la certeza de que en dos meses las cuentas saldrán distintas.
Ellos mismos me han puesto en contacto con gente a quienes parezco interesarles, incluso a estrechos colaboradores de la empresa, a quienes les han hablado maravillas de mí, y hasta el día 21 puedo moverme a mis anchas para ir a cualquier entrevista. De hecho, al cabo de cinco horas, ya tenía concertadas tres, con buenas perspectivas.
Si he de ser franca, me he sentido relajada, más en paz. No me gustan las incertezas, y esto me quitaba el sueño (literalmente).
Dicen que se puede ver una calamidad en cada oportunidad o una oportunidad en cada calamidad. Yo voy a luchar para hacer mía la segunda opción y, mientras, disfrutar de esta paz de espíritu de sentirme libre y amada desde la distancia. Sí, las cosas más sencillas pueden ser las más bellas.

27.10.05

Oh!

Acabo de coger un caramelo de color amarillo. Le he quitado el envoltorio y me lo he llevado a la boca. Me ha sorprendido el sabor de plátano, cuando yo esperaba el del limón.



Es curioso como hay veces que nos llevamos sorpresas por dar cosas por hechas.

26.10.05

Al andar se hace camino

Me fastidia profundamente no saber abandonar de vez en cuando la visión de conjunto.
Me explico; tengo una tendencia natural a necesitar algún tipo de orden, de objetivo, un punto hacia el que mirar para saber hacia donde avanzo. Pero hay veces en la vida en los que esto no es fácil en absoluto, y pese a que sepas claramente dónde estás, es casi imposible averiguar hacia dónde te diriges.
Entonces llega el momento de andar, de seguir yendo hacia delante sin un rumbo fijo, simplemente poner un pié delante del otro y no deneterte, sólo hasta poder otear qué hay al cabo de la curva y tomar de nuevo referencia.
Pero eso me cuesta enormemente, y me angustia, aunque sé que es una absoluta gilipollez.



Hay veces en las que vale la pena disfrutar del paseo sin más, olvidarte de lo que dejaste por hacer o de lo que deberías haber hecho. Hay veces que pensar en el camino de las montañas pierde sentido cuando disfrutas de un paseo por la playa. Hay veces en las que, simplemente, toca esperar a que las cosas pasen, que los caminos se vayan haciendo más cortos bajo los propios pasos.
Es la aventura de aprender a tener paciencia.

24.10.05

Un circo de tres pistas

Sí señores, últimamente mi vida anda hecha un circo de tres pistas.
Sucede como en las actuaciones, que parecen larguísimas pero se hacen cortas, igual que parece que viva en el día de la marmota, siguiendo siempre con la misma rutina, que de vez en cuando se ve transtornada por algún hecho que me hace darme cuanta de lo rápido que está pasando el tiempo en realidad.
A veces me siento pallaso, tigre o elefante, y no siempre en el orden que venía en el programa.
Lo más curioso de todo es que al ser a la vez público y espectáculo, veo las cosas fáciles aunque sé que hacerlas es muy complicado, y no acabo de decidir si el show de hoy ha sido de mi agrado o no, ni si me ha quedado bien o ha sido un desastre.
Es lo que tiene tener la cabeza hecha una carpa de luces y colorines.

18.10.05

Deus ex machina

No sé si alguna vez habéis tenido la sensación de que, en algún plano paralelo, se ha debido desatascar un engranaje y que, de resultas de ello, en vuestra propia realidad, las cosas suceden (y se suceden) y empiezan a encajar en su sitio de forma sutil pero inequívoca, como los cristalitos de sílice en un reloj de arena.
A mí me ha sucedido esta tarde, después de comer con unos amigos. He vuelto a la oficina y el jefe se ha acercado a mi mesa para pedirme unos gráficos que creía que iban a ser muy complicados pero que, como por arte de magia, he tenido hechos (y puestos en mono) en tan sólo 20 minutos. Al cabo de un momento, me ha llamado un caballero a quien le estaba preparando una oferta, contándome que su jefe ha revisado las inversiones y ha decidido que el presupuesto de IT para el año que viene era muy bajo, y que pidiera más cosas. Me ha pedido que mañana a las 9 le haga llegar unos precios para que el jefe pueda autorizar el presupuesto antes de volver a Francia. La chica de compras me ha asegurado que esta tarde lo tendría todo, así que con que mañana vaya un poco antes a la oficina y arregle el proyecto tengo más que de sobras.
Luego han seguido más cositas pequeñas, y la sensación se ha ido diluyendo, pero seguís sintiendo esa curiosa incerteza sobre si, realmente, ha llegado el momento del cambio, del giro, el momento en el que las cosas empiezan a fluir y el camino se hace más cuesta abajo.
Mañana veré si realmente se ha tratado de un espejismo, pero esta noche pienso irme a dormir con la cálida y reconfortante sensación de que, tal vez, las aguas de mi vida laboral están empezando a fluir por su cauce.
Es maravilloso cuando a veces, sin explicación aparente, las cosas funcionan. Deus ex machina.

17.10.05

Propósitos

Después de un fin de semana de reflexión, introspección y firmes propósitos he llegado a una determinación. Yo a los bordes me los meriendo. He empezado esta mañana repartiendo leña, haciendo notar que mis proyectos siempre andan retrasados y que mis clientes nunca están informados. Y mentalmente tarareo una canción... Queda mal decirlo, pero a tomar por culo.



No vine aquí para hacer amigos
pero sabes que siempre puedes
contar conmigo.
Dicen de mí que
soy un tanto animal,
pero en el fondo
soy un sentimental.
Mi familia no son gente normal,
de otra época y corte moral
q resuelven sus problemas
de forma natural,
para qué discutir si
puedes pelear.
Dame una sonrisa de complicidad,
toda tu vida se detendrá,
nada será lo mismo, nada será igual
ya sabes feo, fuerte y formal.
En el calor de la noche
a plena luz del día
siempre dispuesto para alegrarte el día,
hombre de bien a carta cabal,
y como el duque feo, fuerte y formal.
Mi fama me precederá
hasta el infinito y más allá
y vive dios que escrito está si te doy mi palabra no se romperá.
No vine aquí para hacer amigos
pero sabes que siempre puedes
contar conmigo.
Dicen de mí que
soy un tanto animal,
pero en el fondo
soy un sentimental.
Dame una sonrisa de complicidad,
toda tu vida se detendrá,
nada será lo mismo nada será igual
ya sabes feo, fuerte y formal.
En el calor de la noche
a plena luz del día
siempre dispuesto para alegrarte el día
hombre de bien a carta cabal,
y como el duque feo, fuerte y formal.



Loquillo y los trogloditas, feo, fuerte y formal

13.10.05

G y L, o cosas que quedan fuera de mi alcance.

Es verdad como a veces las grandes verdades caben en pocas palabras. Otra cosa muy distinta es que si se entregan así, en píldoras, casi casi no curan. Pongamos por ejemplo:


Versión corta. Hoy he tenido un mal día. ¿fácil, no?


Va, ahora la de revolcarse en el fango. Estoy resfriada y casi afónica. Hace algunas noches que me despierto de madrugada, crispada de nervios y de rabia, y me cuesta un par de horas volverme a dormir. Al día siguiente no soy nadie. No sé qué habría dado por no tener que salir de casa; llovía y mi moto está casi sin gasolina. Me armo de valor, subo en el cacharrillo y llego casi del tirón al trabajo.


Me tomo un cafetito sola antes de entrar a la oficina. Rezo para que el ascensor no esté estropeado (hoy no lo está). Llego a la oficina y resulta que, con las lluvias de ayer, la mitad del yeso del techo del local se ha venido abajo. Todo está húmedo y huele a moho. Hay despachos prácticamente intransitables. Mi zona está bien, pero me piden que me ponga un momento en centralita mientras se aclaran con el tema de los seguros. Lo hago gustosa. Al cabo de un rato cambian de opinión y deciden que es mejor que me coloco en mi sitio para no molestar ahi en medio. Lo hago sin rechistar. No tengo red ni teléfono.


Aviso a uno de los técnicos para que revise qué pasa con mi equipo, y el jefe me dice que aproveche para ir a tomar un café. Lo hago encantada y le propongo a una compañera que baje conmigo. Tarda más de media hora, pero al final baja.


Nos sentamos a la mesa y pedimos. Empezamos una charla intranscendente. Llama otro compañero, dice que se apunta. Cuando llega, ambos pasan a ignorarme de la forma más descarada del mundo. Les digo que me voy. Me dicen que vale.
Paso por la farmacia y compro algo para el cuello. Joder, yo debería estar en casa.

Subo a la oficina y me cruzo con los técnicos que me dicen que todo lo mío funciona bien. Me siento en mi puesto y resulta que no funciona nada. Estoy nervisa, me voy a trabajar a la máquina de un compañero. No tiene los permisos ni es software que necesito. Mierda.


Sigo vagando por el despacho, decido mirar el correo personal. Ninguna sorpresa (claro). Hay un mamón que no me envía unos precios que necesito. Le pido a una compañera que le llame. Le jura que antes de acabar el día los tiene. Gilipollas. Parece que mi PC por fin funciona. Me pongo a redactar proyectos. Así hasta las 13:50, hora a la que decido irme. Antes de cruzar la puerta, me pongo a ayudar a las compañeras a vaciar su despacho. Es que soy imbécil.


Voy a comer con dos amigos que intentan animarme. Están seguros de que mi estado de ánimo (decaimiento y bandera blanca) es transitorio, y que en realidad puedo merendarme el mundo. Y yo, incapaz de fundirme el flan. Vuelta puntualísima al trabajo. Están entrevistando a una chica. Nadie me habla, tengo la sensación de ser transparente. Vegeto un rato ente la pantalla reteniendo las náuseas. Consigo no devolver, pero tengo que ponerme la chaqueta.


Acabo de redactar los proyectos y se los mando al jefe para revisión. Los retoco y se los vuelvo a mandar. Envío otro mail preguntando por los precios. Salen la entrevistada, el jefe y una de las chicas. Les oigo ponerse a reir. Pasan por delante de mi mesa sin siquiera mirarme. Se van a fumar. Espero pacientemente aque alguien me llame para presentarme a la chiquilla, cosa que no se produce. Envío un mensaje instantaneo a una de las chicas preguntando jovialmente "¿Tenemos chica nueva en la oficina?". Silencio sepulcral. Me acerco a la sala de fumadores para preguntar lo que nadie me responde por mail. Todos apagan sus cigarros y me dan largas. Me quedo con cara de pasmarote en la cocina hasta que oigo como las chicas rien a carcajadas. Me dirijo a mi sitio mientras todas me miran. Oigo un "luego te miro eso". "No te preocupes, cuando puedas", respondo.


Me siento en mi sitio y contengo las ganas de llorar (que se han sumado a las nauseas).


Estoy enferma, sola y encadenada a esta silla, en las antípodas de las risas y de la gente. No recuerdo haber matado al padre de ninguno de ellos, ni haberles dicho inconveniencia alguna. Sólo recuerdo a un buen amigo diciéndome este mediodía "será que te lo buscas". Sin afán de patetismo alguno; sólo pretendo entender qué puede haber pasado.


Días como hoy habría que poder saltárselos o, cuando menos, quedarse simplemente en unas pocas palabras.

6.10.05

Mis 100 pasos

Hace unos días, flotando de blog en blog, fui a parar a 100 pasos, que propone el reto de describirse a uno mismo en 100 pasos. Bien; tal vez no sea suficiente para conocerme, pero igual sus podéis hacer una idea...



1. Mi nombre es Victòria. En realidad, se trata del primer regalo que me hicieron.

2. Mi nick también es un regalo. Significa luz.

3. La familia que me tocó la forman mi padre, mi madre, y mis hermanos menores (ella tiene un año y tres meses menos que yo, él tiene trece).

4. Estoy casada con un hombre increíble, que me hace inmensamente feliz. Él es la familia que he elegido.

5. Tengo 26 años; soy mayor para algunas cosas y joven para según qué otras, pero me siento en la flor de la vida.

6. Hace casi un año y medio que adopté un gato de color caramelo y blanco. Parece un peluche y nos queremos mucho.

7. Mido 1’78 y peso más de 80 Kgs. Con esta misma altura he oscilado de los 63 a los 90 Kgs.

8. No me gusta que me cueste tanto encontrar ropa, pero me siento a gusto con mi cuerpo.

9. Me aburre verme siempre igual, por eso ando siempre haciéndome destrozos en el pelo. El mío natural es liso y castaño oscuro, pero lo he llevado de todos los colores, largo, corto, rizado y con trenzas. Ahora lo llevo largo, liso y rojo (el color que más me gusta). Y adoro a mi peluquero, que hace lo que le da la gana con él.

10. Tengo la piel muy suave y delicada, de color aceituna. Cuando tomo el sol me pongo muy morena, y cuando hace tiempo que no lo hago me veo amarillenta. Qué queréis, nací para la vida contemplativa en el trópico.

11. Mi piel y mi pelo son, además, muy secos. No debería ducharme a diario (como mucho cada dos días, y el dermatólogo opina que eso ya es demasiado) porque la piel se me cae a tiras y el pelo se me rompe. Sin embargo acostumbro a hacerlo, sobre todo en verano. Nadie se extraña de que en verano tengas la piel reseca y el pelo hecho un estropajo.

12. El color de mis ojos es entre verde y marrón. Mi marido dice que son color ápeiron, que según Anaximandro era la materia indefinida de la que está formada el universo. ¿Cómo no iba a casarme con este hombre?

13. Tengo pocas pecas y ningún lunar. Sólo una mancha de nacimiento en la axila derecha.

14. En cambio tengo un montón de cicatrices; en la cara, en el codo, debajo de la barriga y en las piernas. Más de una en casi cada sitio.

15. También llevo varios piercings y un tatuaje.

16. Un recuerdo que jamás se me borrará de la cabeza es el último beso que le di a mi abuelo. Él ya estaba muerto, en el tanatorio de Sancho de Ávila. Le sacaron por la parte de atrás de la sala de vela para arreglarle el traje y pedí estar un momento a solas con él. Le besé en la frente y acaricié su pelo, mientras le decía que le echaría de menos. Fue un bello adiós. Creo que nunca olvidaré el color de sus ojos.

17. Nunca he sido buena alumna. Odiaba sobre todo el latín y la historia. De hecho, siguen sin gustarme más que en términos conceptuales.

18. Fui a tres coles de EGB, dos de ellos de monjas.

19. Estoy bautizada, he hecho la comunión, pero no la confirmación.

20. Recuerdo haber tenido mi primera y única crisis de fe sobre los 10 años. Desde entonces me declaro agnóstica convencida.

21. Sin embargo, recuerdo haber ido alguna vez a la iglesia en busca de consuelo espiritual. En aquél momento no obtuve respuesta, pero si Dios existe espero que tenga claro que pediré la hoja de reclamaciones.

22. Soy hipotensa y cuando ejercicio aeróbico o me meto en una sauna (o hammam, que me encanta) acostumbro a tener lipotimias. A pesar de eso he sido buena gimnasta y jugadora de voleibol.

23. De niña adoraba la gimnasia artística. Era especialmente buena en la barra de equilibrios, con las mazas y en las piruetas de suelo. El aro tampoco se me dio demasiado mal. Eso se acabó cuando empecé a pegar el estirón.

24. Al voleibol jugaba como colocadora hasta que un problema bastante gordo de capsulitis me apartó de la competición seria. Iba a ir a la selección de Cataluña, que es la cantera para la española.

25. Me gusta mucho el deporte de riesgo y las emociones fuertes aunque, cosas de la vida, lo más intenso físicamente que hago hoy por hoy de forma regular es la Danza del Vientre.

26. Llevo con la Danza del Vientre más de cinco años, casi ninguno de ellos enteros. Al principio (digamos los dos primeros años) disfrutaba mucho con ello, pero una vez aprendida la base es el momento de perfeccionar… Y eso es muy, muy duro.

27. Nunca conseguí aprender de memoria la tabla del ocho.

28. Adoro la lectura.

29. He descubierto tardíamente mi afición por la física.

30. Tengo un montón de recuerdos de mi infancia. De los físicos, me refiero. Peluches, figuritas, álbumes del cole y fotos.

31. De los otros guardo unos pocos, y creo que comentarlos llevaría otros 100 pasos ;)

32. Mi color favorito es el azul, pero me encantan el lila y el verde. De hecho, me gustan todos los colores.

33. Adoro el mundo del maquillaje y la cosmética. Estos inventos pueden hacer auténticos milagros…

34. No tengo carné de coche, voy por Barcelona con mi ciclomotor, y cuando toca ir fuera, siempre hay quien me lleve.

35. Tengo un Tiphoon lila. Su apariencia es única, porque la pinté yo. Y, oye, no quedó nada mal.

36. Adoro hacer manualidades. Bisutería, velas, pinturas, dibujos… Intento mimar mucho a la niña que llevo dentro.

37. Cuando era chiquitilla (os ahorraré la descripción del contecto), un amigo de mi padre me miró a los ojos y me dijo “el diamante es lo más duro de pulir”. Esa frase me hizo creer en el valor del esfuerzo.

38. Adoro el chocolate, las aceitunas y los pepinillos marca “la sota”.

39. Me encanta cocinar. Y no se me da nada mal.

40. El postre que he preparado y que ha tenido mayor éxito ha sido el pastel de chocolate con rosas escarchadas. Me siento muy orgullosa de él.

41. No soy buena aguantando piropos. Me hacen sentir incómoda.

42. Tengo muy pocos amigos, pero muchos conocidos.

43. Odio comer o cenar sola.

44. Por la mañana no soy nadie sin un café con leche y un Donut o cruasán.

45. Sólo me he enamorado una vez, y ha sido del que ahora es mi marido. De hecho, cuando evoco esa sensación, aún siento presión en el pecho y mariposas en el estómago.

46. Soy muy sensitiva. Tengo mucha memoria olfativa y me cuesta muy poco captar e identificar los olores.

47. Creo que no hay nada como el cálido contacto de piel contra piel.

48. Hace un año y poco que me he operado de la miopía. Sinceramente, es la mejor inversión que he hecho en mi vida.

49. Me encanta cantar, bailar y charlar con los amigos. Soy un animal social.

50. Me gustan mucho el marisco, la fruta y los dulces. La carne, en pequeñas cantidades y cuando me apetece.

51. Siento haberle roto el corazón a mi ex, pero él tampoco fue muy bueno conmigo.

52. Creo que mi película favorita es “El Cuervo”, no me cansaría de leer “sin noticias de Gurb” y, después de muchos años, puedo escuchar “Tears in heaven” de Eric Clapton sin llorar.

53. Adoro escuchar música. Cualquier cosa menos “el último de la fila” o máquina.

54. Me encanta beber vino (bueno, tampoco hago feos a vermouths o cervezas). Una de mis asignaturas pendientes es un curso de enología.

55. Me pirra la poesía.

56. Me encantan los animales, sobre todo los gatos. Me fascinan las serpientes. Una vez me dijeron que mi animal tótem es el conejo, que representa la fecundidad y el miedo. No creo en este tipo de cosas, pero no dejo de preguntarme si en realidad no me representa o es que no quiero verme representada en él.

57. Casi no tengo miedos, pero los gritos me paralizaban hasta que descubrí por qué.

58. Tengo muy poca en mí.

59. No me gusta que se metan con alguien a quien aprecio, pero soy muy crítica. Tanto con quienes quiero como con la gente a quien no tengo cariño. Sobre todo, soy dura conmigo misma.

60. No sé besar de verdad si no es con todo el cuerpo.

61. Me encanta hablar. Creo que soy buena conversadora.

62. Soy de la opinión que todo el mundo tiene secretos y que eso, en realidad, es lo que nos hace interesantes.

63. Lloro con algunas pelis, con algunos libros o con algunas canciones. Pero para llorar de verdad; de pena, de dolor, de rabia… de algo mío de verdad, prefiero estar sola. Y lo cierto es que me cuesta mucho.

64. No me incomoda dar el primer paso en una relación con un hombre. Una vez dejé pasar una oportunidad con un hombre que me gustaba mucho. Tal vez me preguntaré el resto de mi vida qué habría podido pasar, y tomé la decisión de queso no volvería a sucederme.

65. Nunca me han dado calabazas; dudo sobre si eso es bueno o malo.

66. Yo sí he jugado al Strip Poker.

67. Nunca he consumido drogas ilegales.

68. Se me da bien tratar con gente mayor que yo. Estoy acostumbrada a ser la bollicao de cualquier sitio donde vaya.

69. No soy fácil. Consolaos; soy consciente de que a veces no me entiendo ni yo, no puedo esperar que los demás lo hagáis.

70. Me gustaría ser elegante. Me considero un completo desastre.

71. No me gusta llegar tarde, aunque últimamente siempre ando justa de tiempo.

72. Odio madrugar y tengo un despertar terrible.

73. Me encanta sentirme a gusto en casa; en cuanto entré en el piso donde vivo ahora con mi marido, lo primero que hicimos fue pintar las paredes de color (aunque él no lo veía muy claro), y ahora he conseguido cambiar un mueble que odiaba por una librería.

74. No puedo evitar marearme cuando voy en barco, pero estoy inmunizada con los viajes en avión.

75. Mi instinto maternal está absolutamente aletargado (y espero que siga así al menos hasta los 30).

76. Me preocupa mucho llegar a ser buena madre, aunque estoy seguro que mi marido será un padrazo. Eso me reconforta.

77. He pasado por una depresión, tomado ansiolíticos y somníferos y visitado a más de un psicólogo. Y no tengo ningún problema en reconocerlo.

78. Colecciono perfumes en miniatura, pero jamás los compro. Antes me los regalaban en la perfumería a donde iba con mi abuela. Hoy conseguirlos es sólo cuestión de dinero, y eso tiene poco encanto.

79. No me considero persona de gran cultura, mi educación ha sido más bien escasilla. Pero diría que mi mayor afición es aprender, y lo hago rápido.

80. Me encanta el olor de las fresas y la canela, y el sabor de la cereza picota.

81. Adoro las librerías y papelerías. Tengo que hacer firmes propósitos para no dejarme en ellas la nómina.

82. Me encantan las joyas de todo tipo, pero casi nunca llevo pendientes (los pierdo poniéndome y quitándome el casco).

83. Uso zapatos de la talla 42, lo que complica bastante el hecho de ir bien calzada.

84. No me imagino mi vida sin ADSL.

85. En mi familia ha habido chamanes y curanderos, y casi todas las mujeres tienen especial habilidad con los masajes y esas cosas. Bueno, mi abuela no. Ella sólo dice que ve a gente que no está ahí.

86. He coleccionado minerales.

87. Me costó más de dos años decidirme a hacer el test para entrar en MENSA. Ahora me apunto a un bombardeo.

88. Puedo levantar a voluntad la ceja derecha; la izquierda sólo la enarco de forma inconsciente cuando estoy cabreada.

89. Soy hiperlaxa.

90. No me gustan las tareas de casa, pero cuando me pongo no sé parar hasta que considero que todo está a mi gusto, y yo estoy hacha caldito.

91. He pasado un año terrible, pero ahora estoy más tranquila y en paz conmigo misma.

92. Sólo llevo falda cuando me arreglo, no me acostumbro a llevarlas para diario.

93. Tengo la sangre mucho más fría de lo que parece, no me altero con facilidad.

94. Sin embargo, de vez en cuando y sin razón aparente, tengo taquicardias.

95. Me pone muy nerviosa ver que alguien mueve de forma constante las piernas estando sentado, sobre todo si habla conmigo o está a mi lado.

96. En mis enlaces “Favoritos” no falta jamás el del DRAE ni un traductor a cuantos más idiomas mejor.

97. No me gusta el curry ni la mayor parte de embutidos.

98. Tengo muchas cosquillas.

99. Muchas veces me siento sola

100. … y me encanta salir del error en buena compañía.

4.10.05

Las palabras caducan.

Es cierto; las palabras tienen una caducidad.
Y el problema, en realidad, no es ése, sino que no llevan la fecha impresa.
Las promesas caducan, igual que las palabras de amor, de odio, o incluso las de indeferencia.
Es por eso que no me fío de las frases, que no son más que un conjunto de palabras que, tarde o temprano, caducarán.
Una mirada, un apretón de manos, un beso, o una palmada en la espalda pueden ser efímeros, quedar atrás. Pero aunque no lo quieras, se enquistan en la memoria que tenemos en la piel (porque la piel tiene memoria) y éso es algo que nunca, nadie, jamás, puede robarnos. Aunque hayan sido mentira.