Mi oficina está en Rambla de Cataluña. Estos últimos días estoy aprovechando las excusas más tontas para bajar a la calle (a por una botella de agua fresca, a tomar un cafetito...) para poder disfrutar de éste maravilloso paisaje humano. La gente pasea arriba y abajo con la cara de verano y las gafas de sol, vestidos de colores chillones que relucen bajo el sol. Las hojas de los árboles tienen un verde insultante que contrasta con el brillante azul del cielo. Los escaparates se llenan de colores y los coches se cubren de polen.
Cada día me cojo unos minutos de vacaciones y, durante el tiempo que duran, me siento terriblemente afortunada.
Alba Celaya salta con Bamby en abril de 2023
Hace 1 año
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