9.9.05

Mediodías

Desde que volvimos de vacaciones, una vez por semana nos juntamos un grupo de gente los jueves para comer.
Hay veces que miro a los comensales y me sorprende lo dispares que somos; entonces resulta más agradable charlar y reir con ellos. Una de las cosas que más aprecio es la diversidad, porque creo firmemente que enriquece, siempre y cuando no se pierda la identidad. Y es que las influencias son buenas, pero uno no puede dejarse llevar por todo lo que ve y que resulta de su agrado.
Creo que hay cosas que, por mucho que me gusten, no encajan conmigo. No sé si me entendéis; Isabel Preysler puede ser el colmo de la elegancia y la sofisticación, pero yo no podría ser como ella. Pues como eso, tantas otras cosas.
Por eso disfruto tanto esas comidas; porque veo juntas un montón de cosas que me gustan y que no tengo por qué llegar a ser.

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