27.7.05

Una vez...

Una vez me perdí en tus ojos verdes. Me atraparon tus brazos y me adormeció tu calor. Me cautivaron tus dulces palabras y, feliz y en paz, dormí en tu regazo el sueño de los justos. Y en ese sueño me caí, me aparté de tu lado, y me quedé sola sin saberlo, dejándote a tí un agujero que sigues sin llenar.
Déjame que te abrace, que te acune, que te mime, y pemíteme llorar. Yo puedo cubrirte de un amor que ya no es ciego, porque ahora vengo a tí desde el tiempo y la experiencia, y tú me miras con el rostro agotado de quien también busca la paz. Entonces, deja que me siente a tu lado y consolemos nuestro pesar. Acógeme si quieres, y desde la cima de los cielos veremos ponerse soles y lunas, y estaremos juntos en la bonanza y en la tempestad, y contemplaremos los bellos paisajes del sosiego y la serenidad.
Podemos crear comprensión y ternura tan sólo con nuestra voluntad, porque no hay en el mundo de los vivos nada tan inquebrantable como la decisión de estar el uno con el otro, perdonando el tiempo perdido y los errores y amando de verdad.

3 comentarios:

Pucela dijo...

Qué bonito es sentirse así. Me alegro de leerte estas líneas. ;-)

. dijo...

Ains, si tu supieras lo que me alegro yo de haberlas escrito...

Unknown dijo...

:')