Después de la avalancha del fin de semana, me siento como si hubiese abierto la caja de pandora y hubiesen empezado a manar de ella sapos, culebras, dragones y plagas bíblicas. Así, todas de repente. No sabía que guardaba tantas. Casi mejor voy a intentar cerrarla
una miajilla para que vayan saliendo poquito a poco, y con un poco de suerte, igual se matan entre ellas por intentar salir las primeras...
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