31.8.05

Hasta que salga callo

Hay veces en la vida en la que la voluntad cobra una especial importancia. Esto es algo que a mí me jode mucho, porque para ser tan cabezota, mi fuerza de voluntad es ínfima; para ser constante debo sentirme motivada por lo que afronto y, ya se sabe, a la larga la ilusión y la capacidad de automotivación son cosas complicadas de mantener.
Y pensando en ello me dirigía yo ayer al trabajo (igual eso explica que fuese un día gris), pensando que el que hago es un trabajo que estoy perfectamente capacitada para realizar, es más, sé positivamente que puedo hacerlo mucho mejor que gran parte de la gente, pero que no me motiva en absoluto. ¿Por qué, si puede ser un trabajo lucrativo y estimulante? os preguntaréis. Pues porque llevo demasiados años haciendo lo mismo, con el gran hándicap de que mi edad no encaja en el perfil que tendría alguien con mi experiencia (o al revés, podéis cambiae "edad" por "experiencia", el caso es el mismo) y, evidentemente, la gente de mi mismo ámbito profesional me considera por el grado más bajo de reconociemiento que se me puede dar.
Es decir; si tuviese, pongamos, cinco años más, acreditando los seis de experiencia que tengo en el sector, estaría cobrando el doble y en unas condiciones laborales radicalmente distintas. Pero no, estoy cobrando lo mismo y en las mismas condiciones que cobraría cualquier pipiolo de veintiséis años que llevase uno de experiencia. Y eso resulta terriblemente desmotivador y, dada mi escasa capacidad de automotivación, me siento terriblemente frustrada y con muy pocas ganas de dar todo lo que sé que puedo dar. ¿Cuál es la clave en todo esto? La voluntad. Resistir el embite y seguir dándole hasta que salga callo, porque llegará un día en el que todo lo que estoy trabajando dará su fruto. O esto o me planteo un cambio radical en mi carrera y, por tanto, en mi estilo de vida (cosa que no me desagradaría del todo, por motivos que igual exponga mañana). Lo cierto es que en este momento, por movidas que estan teniendo lugar en mi vida, lo más importante es ir saliendo adelante, y no me planteo nada más a parte de esto. Cualquier decisión que deba tomar será en un futuro, pero la semilla está ahí.

1 comentario:

Rapunzell dijo...

Hija, es que la automotivación es ámbar gris, y no puedes andar distribuyendo alegremente toneladas cada día en cualquier dirección.

Tú sabrás qué es mejor, si perseverar en la misma dirección o dar un volantazo.
Pero seguro que, una vez tengas claro en qué dirección quieres ir de verdad, te sale la voluntad por las orejas.