A pesar de todos los propósitos que me he hecho y que algunos habéis leído a lo largo y ancho de mi blog, no consigo sobreponerme a las puñaladas taperas, a los golpes a traición, a las conspiraciones de las que me avisa mi paranoia. Ha llegado un momento en el que veo cosas que me desquician, que me indignan, a pesar de que soy muy consciente de que no debería de ser así.
Anoche casi no dormí, y eso me hace ver las cosas muy distintas hoy. Pero soy una persona muy constructiva, de forma que estoy buscando salidas a mi situación actual. He encontrado unas cuantas, a saber;
Hacerme Hare Krishna. Es una salida que no descarto, ya que creo que a base de recitar sin parar "Hare Krishna, Hare Hare" podré dejar de pensar contínuamente. Al menos al principio. O no. No sé.
El alcohol. Tiene la capacidad de volverme el ser más plasta del mundo, pero muy feliz. Consigo alejarme lo suficiente del mundo como para que todo me importe un bledo.
Encerrarme en un huevo. Hermético. Protector. Volver a un estado prenatal, en el que mi máxima preocupación que tendría sería cuándo me iban a echar de ahí para acabar con mi chollo particular.
Volverme como ellos. Un implante de tripas y una reducción de corazón, la extirpación completa de la bondad y una mordaza para mi pepito grillo.
Espero que mañana, después de dormir bien, no me sepa mal borrar éste post.