No sé si os he contado nunca que una de las cosas que más me repatea es comer sola. Invento todo tipo de artificios para que ésa sensación se minimice; desde leer hasta no comer. Pero nada, que no hay forma de engañarme con ésos trucos. Invariablemente me encuentro con dos horas para enfrentarme a mí misma. Y éso no me gusta.
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