La noche de Todos lo Santos se acerca, implacable. Sí, porque aunque haga bromas, para mí sigue siendo la noche de todos los santos, en su espíritu pagano; la noche en la que el mundo de los vivos está rozando el mundo de los muertos.
Antes tenía la costumbre de encender velas ésa noche. Ése es el verdadero sentido de la palabra "velar"; poner una vela en la ventana para que la persona a quien está destinada la vea, y sepa que estás en casa, esperándole, echándole de menos.
Y yo ponía velas a mis muertos. Ésa era mi forma de hacerles un homenaje. Callado. Discreto. Casi íntimo.
Desde que vivo con mi costillo no lo hago tanto, porque cada vez que intuye algún ramalazo pseudo religioso o místico, me mira raro. Pero sigo haciéndolo de vez en cuando. La lástima es que cada vez se me hace más complicado.
Desde el sábado, necesito una más. No creo que quepan tantas velas en mi casa.