13.11.08

Gatete sabe.



Y no es que lo diga yo, coñas, es que es evidente, se le ve en la cara. Gatete sabe. Hay que ser uno con gatete.

¿Que la zorra de tu jefa está poniéndote a prueba sabiendo que para llegar a algún sitio tendrás que saltar por encima de su jefe... que está de su lado? Fíjate en gatete. No le hables de límites; siempre encontrará el momento en el que no miras para subirse a la mesa y comerse tu jamón. Hay que ser uno con gatete.

¿Que la gente cree que de buena eres idiota y que es legítimo tomarte por el pito del sereno porque no te gusta cabrearte? Fíjate en gatete. Si le tocas mucho los cojones (o lo que representa que le puedas tocar cuando carezca de ellos) gruñirá, bufará y, si sigues insistiendo, te pegará zarpazos y mordiscos. Nada peor que un gato acorralado. Hay que ser uno con gatete.

A gatete puede joderle cualquier situación; otro gatete abusica, encontrarse solo en casa o que le tengas prohibido algo que le pirra. Puede joderle tener el bol vacío o que no le hagas casito. Pero gatete siempre sabe girarse dignamente levantando mucho la cola y encontrar un rincón donde adoptar pose de perfecta figurita de porcelana, convertirse en una ensaimadita caliente de pelo o pegarse una ducha de lametones. Se reconforta. Espera. Sabe que sea lo que sea cambiará y estará más a gustito en breve.

Hay que aprender a tener paciencia. Hay que ser uno con gatete.



[EDIT: Al César lo que es del César; lo de ser uno con gatete es cosa de Imperator]

1 comentario:

Ramón dijo...

Es genial que seas capaz de decir una verdad tan grande como la de los dos últimos párrafos de una manera tan sencilla.

Capi, toma nota ;) Tus mierdas de socios y clientes no podrán contigo.