Hay veces en las que nos complicamos la vida de mala manera, imaginando que la felicidad es algo que queda fuera de nuestro alcance, a grandes dolores y esfuerzos de distancia. Pero lo cierto es que la mayoría de veces hay cosas que podemos hacer que nos acercan a ser más felices, aunque sea por un ratito.
Hoy, cuando he terminado de comer, me he plantado el bikini, he agarrado una toalla de playa y me he ido al gimnasio. Me he tumbado en el solarium, con un libro, una botella de agua y el mp3. Y por algo más de una hora y media me he dedicado a concentrarme en el calor que me rozaba la piel. Nada más. Vacía de quebraderos de cabeza y con la piel templada por el sol soy mucho más feliz. Aunque mi madre insista en que eso me pasa por ser un poco lagarta :)
Cuidado con Oscar Pulitzer
Hace 1 año