23.5.07

Día 30 - Estacasa es una ruina.

Supongo que todos habréis visto la película. La historia de este piso empieza a recordármela preocupantemente.
Después de mil y una aventuras y desventuras (creo que podría escribir un libro) y gracias a unos amigos que nos ayudaron con la mudanza (valéis un potosí, de verdad) nos hemos mudado, pero seguimos con los problemas, sobre todo con las instalaciones.
Hoy han empezado a instalar las tuberías nuevas del gas. Resulta que como los contadores estaban dados de baja desde hace un tiempo la instalación se tenía que adaptar a la nueva normativa y eso, evidentemente, era demasiado pedir a un piso con 35 años. Así que ya nos veis, a mi marido y a mí haciendo guardias para poder estar en casa con los lampistas, paletas y demás gente del gremio. Hasta aquí vale. Pero es que resulta que la instalación eléctrica tampoco se adapta a la normativa, y para conseguir el certificado hay que hacer toda la tirada de cable nueva. Toda entera. Por canal o con regatas, pro nueva. Y nosotros instalados y viviendo (o intentando vivir) aquí.
A veces las cosas se complican demasiado.
Eso sí; tengo unas amapolas preciosas en el armario.

12.5.07

Día 18. Blanco, gris y naranja.

El piso donde aún vivimos está en la Barceloneta; un barrio de Barcelona ganado por entero al mar, que en un principio estaba destinado a ser una zona residencial de lujo, pero que por problemas de humedades, olores etcétera quedó para gente de clase humilde, casi todos pescadores, que dividieron los impresionantes pisos en dos o cuatro, dando lugar a los conocidos "cuarts de pis" (cuartos de piso), con una superfície media de 45 metros cuadrados. Con el paso de los años se ha convertido en una zona de muchos contrastes; hay una gran cantidad de inmigrantes, la gente del barrio de siempre y mucha juventud, porque se ha convertido en uno de los barrios de moda de la ciudad condal. Sus calles son estrechas (cuando miro por la ventana estoy casi en el comedor de los vecinos de enfrente) y las casas no son muy altas... A pesar de ello en mi piso no entra la luz directa del sol nunca, y tampoco hay mucha claridad, ya que sólo la cocina y el comedor dan a la calle.

En la esquina de debajo de casa hay una panadería, y a menudo me despierto con la casa oliendo a croisants recién horneados.


Blanco, gris y naranja. Estos tres colores son los que hemos elegido para la decoración del comedor. Me apetece aprovechar al máximo la luz y tener sensación de claridad y energía. Poco a poco vamos montando muebles que ahora hay que rellenar con los montones de cosas que vamos metiendo en cajas. Tengo ganas de que llegue el sofá y poder sentarme tranquilamente un rato, a disfrutar de todo el trabajo hecho. Y el que nos queda...

8.5.07

Día 14. Tenemos sofá, mesa y cristales.

Claro, ahora todo el mundo dará por supuesto que en una casa normal hay cristales. Sinceramente yo dudaba que en la mía los hubiese, al menos que fuesen transparentes. Pero no; había cristales. Sólo había que sacar la mierda que tenían encima. Ahora lo que dudo si tengo es brazos y espalda.
Por otra parte ayer compramos el sofá y las sillas. Ambas cosas son chulísimas y cuestan un riñón, pero le darán a aquél espacio casi aséptico más aspecto de casa.
Sé que sonará aburrido decir que estoy cansada, pero es que resulta que ahora que he vuelto a trabajar cada día ficho a las ocho de la mañana, salgo a las tres, como algo y de vuelta al piso, más o menos hasta las ocho y media o las nueve.
Seguramente dentro de tres meses me estaré riendo de todo esto, pero ahora se me está haciendo ya un poco cuesta arriba.

5.5.07

Día 12. Quiero una caladora.

Sí señores; hemos empezado a montar la cocina, y aunque desde hace días vengo apreciando en gran medida la ayuda del desatornillador eléctrico, no me había planteado cuán interesante y útil es tener una caladora.
Mi padre siempre dice que odia el bricolaje (joer, esta primera frase ha quedado casi Forest Gump), pero, sinceramente, no conozco a nadie que odie tanto una determinada labor y tenga todo tipo de herramientas para poder realizarla. Yo creo que es solo una forma de que los demás no le líen, pero por ahora se está portando como un campeón en mi piso. Ayer me ayudó a cortar la encimera a la medida y a ir haciendo los agujeros para la pica. Hoy lo terminaremos, espero.
Para el proyecto de la cocina desoí casi todos los consejos que me fueron dados e insistí en coger la encimera de madera maziza. Cuando la he visto puesta he creído, sinceramente, que no me había equivocado. Queda fabulosa.

3.5.07

Día 10. Yeso, laca y la odisea de una cocina.

Poco a poco el piso va cobrando forma. Eso sí; muy poco a poco. Hoy tocaban los últimos apaños de yeso, rellenando huecos. La verdad es que ha quedado decente, teniendo en cuenta que no soy profesional, casi tanto que me da penita que mi pequeña obra de arte no vaya a ser contemplada y comentada por los futuros visitantes del piso. Qué se le va a hacer.
Lo demás ha sido un poco menos gratificante, aunque hay que sacarle lo positivo; creo que si alguna vez tengo que condenar a alguien que verdaderamente lo merezca a una condena terrible le pondré a decapar. Puede sonar hasta glamuroso, pero os juro que pensar que no puede estar tan mal es uno de los peores errores que podéis cometer. Aceptad un consejo; nunca, JAMÁS os propongáis decapar nada.
La siguiente tortura es la cocina. Es decir; montar la cocina. Es una auténtica locura, pero al menos vas viendo los progresos y eso anima. Hoy hemos terminado una cajonera. Con cajones. Que cierran. Es maravilloso.
Pero os puedo asegurar que lo mejor del día es cuando la vecina que vive en el piso de arriba, justo enfrente (estuve hablando con ella cuando lo de las goteras; desde su fregadero se ve el mío y un trozo de cocina) me ha saludado, y se ha quedado de piedra cuando le he asegurado que no había cambiado el suelo del piso, que sólo había limpiado. Al final la he invitado a bajar para que lo viera, y ha alucinado pepinillos.
Resultan curiosas, estas pequeñas anecdotas. Espero que al final sea lo que menos me cueste recordar. Porque os aseguro que estoy molida.

2.5.07

Día 8 - Entre pintura y vorada.

Lo cierto es que el piso va a buen ritmo, pero todo se me hace eterno. Es lo que pasa cuando tienes muchas ganas y medios limitados. Contamos con el apoyo y fuerza de trabajo de nuestras familias (que parecen tener asumido que son mano de obra barata), que además nos alegran el día (anteayer pintábamos cantando a pleno pulmón "Angelitos negros", entre otros).
Las estrellas estos días están siendo la pintura, de color blanco nuclear, y la vorada, que hace lucir el alicatado como si fuese nuevo. Es cansado y aburrido, pero el resultado es francamente espectacular. Ya casi parece un piso donde vivir.
Mañana nos toca decapar laca de puertas, ventanas y marcos, lacar de nuevo, seguir con suelos y paredes y estar al loro de los transportistas, que nos traen los muebles de la cocina y los electrodomésticos. Tengo que echarle un montón de fotos al piso, más que nada para, dentro de un tiempo, recordarme a mí misma esta odisea.
Algunas cosas son bonitas porque sí. Así, sin maquillaje, sin anestesia, sin adornos. Lo de estos días lo es.