Rompiendo con la tónica habitual voy a hablar de actualidad. Este año las modelos que vayan a desfilar en la pasarela Cibeles deben someterse a un exámen para demostrar que su índice de masa corporal (un ratio entre peso y altura) está comprendido dentro de los parámetros que los endocrinos interpretan como "sanos"; por poner un ejemplo, una mujer que mida 1'75 y pese 55 kgs, con un IMC de 18, entra dentro de este parámetro.
Sinceramente, comprendo que hay gente de complexión delgada, incluso aunque lo sea en extremo, pero me parece francamente ridículo que este sea considerado un modelo para la sociedad en general.
No sé, supongo que la mayoría deseamos ser algo distintos a lo que somos. Más altos, más guapos, más simpáticos... Pero la naturaleza nos ha hecho a todos distintos, y aunque la diversidad es de lo más deseable que pueda existir, a veces parece que todos vamos como borregos a buscar lo mismo, aunque no esté en nuestra naturaleza.
Yo no tengo un cuerpo cibeles, eso es evidente para todos los que me conozcáis, y aunque a veces me quejo un poco debo decir que casi prefiero mi aspecto al de la modelo de la primera foto.
No sé si la iniciativa de Cibeles sentará un precedente importante en el mundo de la moda, pero la revolución de la normalidad está aquí... Y quien no me crea que mire loa anuncios en los que cada vez aparece gente más y más normalita, con sus peculiaridades y defectos a la vista.
No nos engañemos; el mundo no va a cambiar sus criterios estéticos de hoy a mañana, pero cualquier día puede ser el primero del cambio.