Uno de los escasos lujos que hace una buena temporada que mi marido y yo nos permitíamos era tener una Kelly (en mi casa, de forma cariñosa, nunca despectiva, siempre hablábamos de la Kelly; la ke-limpia, porque él nunca se acordaba de su nombre), y hoy me ha tocado decirle "hasta luego".
Para quienes me conocéis no es ningún secreto que soy desordenada y odio las tareas de casa en todas las vertientes que impliquen detergentes, escobas o aspiradores y/o plancha. Sí, me encanta cocinar, pero de los platos sucios... que se ocupe otro.
Pero no se puede negar la evidencia, y hoy por hoy es evidente que yo estoy bastante tiempo en casa y que ese lujo nos sale por un pico a final de mes por lo que, entre lagrimones como melones (siempre que he podido he intentado ayudar a esta chica) hoy nos hemos dicho "hasta luego".
Lo que me fastidia es pensar que, de rebote, mi ex-jefe ha conseguido que no sea yo la única que se quede sin trabajo. Bueno; eso y la perspectiva de ser yo quien, durante una temporada, apechugue con la limpieza en casa...
Cuidado con Oscar Pulitzer
Hace 1 año