Mañana empiezo en mi nuevo trabajo. Lo cierto es que me hace mucha ilusión y tengo grandes esperanzas, pero no puedo negar que me da mucha pereza. Sí, sé que suena raro, pero sucede que cada vez que empiezas en un trabajo nuevo debes adaptarte a los nuevos compañeros, los nuevos jefes, otra forma de hacer, otra gama de productos... Y eso requiere de mucha energía. Por suerte o por desgracia será mi tercera empresa en tres años. He destinado un montón de energía a cada uno de estos puestos, y llega un momento en el que me siento cansada y asqueada de tanto movimiento. Espero que esta vez valga la pena.
Mañana, también, sabré las notas del semestre pasado. Si todo va bien este que viene será el último semestre que hago de empresariales. Me quedan cuatro asignaturas y voy a ir a por ellas; a la yugular. Ayer me reí un montón con un mail de mi tutora en el que me decía que esto eran ya las "escurrialles" de la carrera (no sabría traducir esta palabra al castellano, pero viene a ser como los restos). Os aseguro que al leerlo se me puso la piel de gallina. En otro mail me mandaba las advertencias para que no haya ningún problema en conseguir la titulación en junio. A la que se despisten, con el papelote en la mano, voy a montar una fiesta sin precedentes.
A parte de esto todo sigue como siempre. He comprado un álbum de fotos, porque el otro día revisando el mío de pequeñilla, vi que las páginas se iban estropeando y las láminas de plástico rompiéndose. En momentos como este te das cuenta de que los años van pasando y que, de una forma inocente, empiezas a contar por lustros. Irreparabili tempus fugit, que dicen... A lo que yo respondería que me quiten lo bailao.
Cuidado con Oscar Pulitzer
Hace 1 año