He bajado a tomar un café con mi padre. Nos hemos encontrado en el bar de siempre; hemos pedido y nos hemos sentado en la barra. Estábamos codo con codo con Constatino Romero, que charlaba con una mujer. Se ve igual, pero mucho más delgado. Su voz sonaba profunda, retumbante, más canalla que en la tele. No sé qué tiene esa voz que me ha puesto la sonrisa en los labios.
3 comentarios:
Ese hombre solo salva el Episodio III con quince segundos de actuación. Es el puto amo.
Ahí le has dao. Es La Voz.
Ayer me describieron su voz; es mántrica, por que es muy grave y lo de las ondas alfa y todo el rollo.
Ais, qué cosas.
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