26.10.05

Al andar se hace camino

Me fastidia profundamente no saber abandonar de vez en cuando la visión de conjunto.
Me explico; tengo una tendencia natural a necesitar algún tipo de orden, de objetivo, un punto hacia el que mirar para saber hacia donde avanzo. Pero hay veces en la vida en los que esto no es fácil en absoluto, y pese a que sepas claramente dónde estás, es casi imposible averiguar hacia dónde te diriges.
Entonces llega el momento de andar, de seguir yendo hacia delante sin un rumbo fijo, simplemente poner un pié delante del otro y no deneterte, sólo hasta poder otear qué hay al cabo de la curva y tomar de nuevo referencia.
Pero eso me cuesta enormemente, y me angustia, aunque sé que es una absoluta gilipollez.



Hay veces en las que vale la pena disfrutar del paseo sin más, olvidarte de lo que dejaste por hacer o de lo que deberías haber hecho. Hay veces que pensar en el camino de las montañas pierde sentido cuando disfrutas de un paseo por la playa. Hay veces en las que, simplemente, toca esperar a que las cosas pasen, que los caminos se vayan haciendo más cortos bajo los propios pasos.
Es la aventura de aprender a tener paciencia.

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